Nuestro continente se encuentra rezagado en la era digital, según reveló un reciente estudio del World Economic Forum (WEF) que hace un análisis a nivel global sobre los países más competitivos en la economía digital. Ninguno de los países de la región se encuentra en puestos de avanzada en el Índice de Preparación Digital, y sólo Chile muestra una mayor preparación, ubicándose en el lugar 39 de un total de 138 naciones analizadas.
En el informe también destaca Uruguay, que se encuentra en la posición 45. Por su parte, Bolivia presenta la peor evaluación y se ubica en el lugar 135. En tanto, otros países como El Salvador (92), Guatemala (94), Argentina (96) y Venezuela (119) han bajado en el índice y otros se han mantenido en los mismos lugares que años anteriores, como es el caso de México (78) y Paraguay (127).
El avance digital se debe transformar en una oportunidad de crecimiento y de desarrollo. Las oportunidades que genera para la sociedad son múltiples. Como sociedad estamos pasando de una época en la que contábamos con muy poca información, especialmente escrita, a una en la que internet nos ofrece un exceso de información de fácil acceso. El desarrollo de la ciencia avanza a pasos veloces.
Se calcula que el conocimiento de bases disciplinarias publicado y registrado internacionalmente habría demorado 1.750 años en duplicarse por primera vez, contado desde el inicio de la era Cristiana, para luego volver a duplicar su volumen, sucesivamente, en 150 años, 50 años, y ahora cada cinco años, se calcula que hacia el año 2020 se duplicará cada 73 días. Frente a este nivel, la cantidad de obras que se publicarán, tanto en medios impresos como digitales, será inmensa. En países avanzados, el desarrollo de una competencia en el manejo de la información es ya una tradición. Nuestros sistemas escolares deben comenzar a formar a sus estudiantes en el reconocimiento de la necesidad de información, en su búsqueda, en la evaluación de la calidad de la información obtenida y en su uso efectivo.
Herbert Simon, ganador del premio Nobel de Economía, ha dicho: "el significado de 'saber' ha cambiado, de ser capaz de recordar y repetir información, a ser capaz de encontrarla y usarla". Pero al mismo tiempo que internet y las tecnologías de la información presentan los retos descritos, a la educación latinoamericana le ofrece también grandes oportunidades.
El desafío que nos presenta la era digital es que nos impone el pasar desde la era postindustrial a una sociedad de la innovación, donde el cambio es permanente, donde las empresas deben estar constantemente adecuándose y reinventándose. Resulta difícil creer que hoy en día sobreviva alguna empresa que no afronte algún proceso de renovación a corto o medio plazo. En este nuevo entorno, la implementación de las tecnologías se ha convertido en el elemento central para mejorar la competitividad de las empresas y la optimización de sus procesos.
A las empresas se les vienen tiempos difíciles si no centran su actividad en el impulso de iniciativas para la innovación tecnológica. Según las últimas investigaciones, el lograr el desarrollo nacional no se alcanzará si no se fomenta la inversión en tecnología, innovación y formación.
Conceptos como conectividad, teletrabajo, identidad digital, oficina digital, son cada vez más frecuente en los países desarrollados: el escritorio como lo conocemos desaparecerá; gran parte de las labores las desarrollaremos desde un equipo móvil, en cualquier punto a través de instrucciones de voz; el papeleo dará paso a documentación que se administrará digitalmente y todo bajo estrictas medidas de seguridad.
En cuanto a los profesionales de las tecnologías, se dividirán en cuatro dominios de conocimiento: tecnología, información, procesos y relaciones humanas. Además, en 2010, seis de cada diez personas relacionadas con las TI asumirán roles directamente relacionados con la estrategia de negocio.
Las rutinas y hábitos profesionales cambian y las competencias laborales de los empresarios del siglo XXI deben adecuarse a este nuevo contexto; la pyme requiere conectividad y se espera que en algún momento todo el mundo esté conectado a través de redes inalámbricas. Todos los empleados podrán acceder a cualquier contenido para el que tengan permiso, estén en una red pública o privada, en una explosión de intercambio entre personas, documentos y formatos digitales.
Es aquí donde los gobiernos de Latinoamérica deben asumir el desafío de seguir avanzando en la penetración de las nuevas tecnologías, formando el capital humano necesario, incentivando la inversión en tecnologías y apoyando la masificación de internet, reconociendo los derechos de los internautas, en fin, nuestra sociedad sigue avanzando, pero hoy requiere correr más rápido que antes para evitar quedarnos rezagados.