Algo está claro en la incertidumbre de los días pre-electorales: el AfD pertenecerá al próximo Parlamento Federal (Bundestag). El clima político en Alemania seguirá transformándose; llegará un grupo político al Bundestag que desafía o pone en tela de juicio los pilares fundamentales de la democracia alemana como lo es el Tribunal Constitucional Federal o el mismo Gobierno Federal. Este es un reto para una democracia que hasta ahora ha podido posicionarse con un consenso básico.
Probablemente ninguna declaración haya sido tan delatadora como el correo de 2013 de la actual candidata de el AfD, Alice Weidel, quien describió a los miembros del Gobierno federal como "cerdos" y los llamó "marionetas de los poderes victoriosos de la Segundo Guerra Mundial". Asimismo, aseguró que la tarea de estos era "mantener pequeño al pueblo alemán", que Alemania no era soberana y que la judicatura alemana era corrupta, así como el Tribunal Constitucional Federal.
Siempre los mismos mecanismos
El conocimiento de este correo llevó a las filas de la AfD al mecanismo habitual: la negación, amenazar con medidas legales e insultar a los medios de comunicación.Que el abogado de Weidel ahora haya admitido la autenticidad de este correo de odio, ha quedado en el olvido. Y es que los seguidores de el AfD mantienen su apoyo. La propia Weidel, de otro modo muy elocuente, simplemente no responde a las preguntas en las conferencias de prensa. Y Meuthen, el presidente del partido, que en un principio había explicado que se trataba de un correo "que Weidel no escribió en absoluto", también guarda silencio.
Estas palabras de Weidel deben ser leídas con calma varias veces, ya que muestran insultos que hasta ahora en Alemania habían sido raros; ni siquiera visto por radicales de derecha en anteriores campañas electorales del Bundestag. Los "republicanos" a principios de los 90 y el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) en las pasadas elecciones actuaron abiertamente con xenofobia, pero no habían expresado un odio similar hacia el Gobierno y el Tribunal Constitucional.
¿Y los medios de comunicación? Sí, por supuesto, informan. Empujan y se dejan empujar. Por último, este comentario también pertenece al juego de el AfD. Los radiodifusores de servicio público (incluida la Deutsche Welle) están bajo la presión de ser cercanos al Estado, por eso invitan a los candidatos de el AfD a exponer su opinión, aunque estos quieran suprimirlos. Por otro lado, no hay nada que reprochar, mientras los periodistas hagan las preguntas correctas. Los corresponsales ven de repente con esto algo más interesante en la aburrida campaña electoral: la indignación y el populismo asedian a diestra y siniestra a la presidenta de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), Angela Merkel.
Celebraciones a la canciller y conferencias de bienestar
De lo contrario, las campañas electorales de la CDU eran a menudo celebraciones a la canciller o simples conferencias para sentirse bien. El lema "Por una Alemania en donde vivamos bien y a gusto" es todo y nada, y por lo tanto, también político. El lema encajaría en una asociación de asistencia social para trabajadores, así como en el Oktoberfest. Pero la espiral del silencio al tratar con el AfD también se demuestra con la desapercibida confirmación del "Sí, este correo era de Weidel" que sólo apareció en letra pequeña en la mayoría de los medios de comunicación.
Claro, muchas de los temas que trata el AfD pertenecen al debate político. Y ciertamente, la campaña electoral también incluye palabras claras y, a veces, tratos duros. El populismo emergente en Alemania pertenece a un nuevo populismo, presente hoy en día globalmente. Esto debe ser contrarrestado con política. A nivel internacional, a la canciller le va mejor que a los presidentes provinciales de la CDU en estas elecciones alemanas. No obstante, todos y cada uno de los diputados que se trasladen al 19º Bundestag alemán deben estar preparados para ello; será difícil tener que trabajar en la labor parlamentaria con gente que no reconozca la autoridad de la Corte Constitucional.
Democracia significa un esfuerzo
Tanto partidos como diputados deberán afrontar esto. La democracia significa esfuerzo –la gente en los países árabes pueda que entiendan esto mejor que los alemanes–. Si el estado de ánimo actual lleva a que la participación electoral en esta elección del Bundestag por primera vez supere el 80% (y esperemos que la exceda), sería una buena noticia. Esto no impedirá, no obstante, que el AfD entre en el Bundestag.
Me alegro de vivir en Alemania. Este no es un país en el que el Gobierno esté compuesto de "cerdos", independientemente del partido que esté presente. Y una comparación internacional me muestra que en Alemania uno puede estar orgulloso de la independencia del poder judicial y del Tribunal Constitucional Federal. El país de la señora Weidel –el país que el AfD quiere–, por otro lado, no es mi país.