En junio del año pasado, se presentó un proyecto de ley al Congreso con el propósito de eliminar tres ceros al peso colombiano (ColP), es decir, que nuestro tipo de cambio que actualmente es de ColP $3.000 por dólar, pasara a ser "Nuevos ColP" $3 por un dólar. Este proyecto "será favorable a la economía", decía en ese momento el ministro de Hacienda. Finalmente, la Cámara de Representantes lo aprobó en un principio, porque "hacía la vida más fácil".
Sin embargo, hoy este proyecto está archivado, y el nuevo gobierno no volvió a tocar el tema, considerando que en el futuro cercano había asuntos más importantes por solucionar.
El peso colombiano es la moneda que circula en nuestro país desde 1810, cambiando solo su referencia en 1871, cuando se adoptó el patrón oro y se ligó al franco francés (FF) con un cambio de ColP$ 1, equivalente a FF$ 5.
Más adelante, en 1931 se eliminó el patrón oro y nuestro peso se vinculó al dólar (US) con un cambio inicial de ColP$ 1,05 por US$ 1.
En resumen, a través de nuestra historia republicana hemos mantenido el peso como la moneda para todas nuestras transacciones financieras, a pesar de todas las crisis internas y externas, las dos guerras mundiales y los drásticos cambios económicos que han ocurrido desde nuestra independencia.
Hoy, somos la única moneda de Latinoamérica que puede decir esto: nunca hemos cambiado la denominación de nuestra moneda.
Por ejemplo, Brasil, el gigante latinoamericano, ha cambiado su moneda, el real, original hasta 1942, cuando después de ocho devaluaciones establecieron el cruzeiro; finalmente, en 1994, adoptaron nuevamente el real, que es la moneda que hoy circula en este país.
México, la segunda economía latinoamericana, tampoco ha sido ajena a estos cambios de moneda: en 1980, por la alta inflación, promulgaron el nuevo peso mexicano.
Por último, Chile, país que ha logrado el mayor ingreso per-cápita en Latinoamérica, tampoco ha sido ajeno al cambio de moneda: en 1925, se estableció el peso como la moneda oficial chilena, pero en 1959 el peso fue cambiado por el escudo, el cual en 1973 desapareció por la alta devaluación interna, siendo reemplazado por el nuevo peso, que es la moneda que hoy circula en el país austral.
Ni qué decir de nuestro vecino Venezuela, que tenía la moneda más fuerte de Sudamérica en 2007, pero con una inflación de más de dos millones por ciento ha cambiado su moneda en los últimos diez años, pasando del bolívar al bolívar fuerte, y hoy al bolívar soberano, eliminando en total ocho ceros del bolívar original.
En definitiva, Colombia es el único país en este vecindario que ha mantenido la misma denominación de su moneda. Esto no es gratis: se debe a un manejo mesurado, inteligente y constante de nuestra economía.
No se puede negar que hemos tenido devaluaciones y revaluaciones, pero es interesante anotar que el primero de enero de 2001 nuestro peso tenía un tipo de cambio de ColP$ 2291 por US$ 1, o sea que en un poco más de 18 años nuestra devaluación ha sido del 35%.
Esta estabilización de nuestra moneda genera confianza, tranquilidad para los inversionistas nacionales y extranjeros, por lo que tenemos la responsabilidad futura de defender nuestra economía en un entorno vertiginosamente cambiante.