“Más allá de las montañas, hay más montañas” es un célebre proverbio haitiano que se aplica perfectamente a los desafíos que este país del Caribe ha enfrentado desde hace ya mucho tiempo.
La peor catástrofe que se recuerda es el terremoto de 2010, que dejó un saldo 200.000 víctimas, desplazó a 1,5 millones de personas de sus hogares y dañó o destruyó unas 300.000 construcciones. Los mayores estragos, que ocurrieron en la capital urbanizada y superpoblada, ocasionaron destrozos indescriptibles y destruyeron el 80% de la economía del país.
Pero los haitianos están acostumbrados a escalar montañas.
A pesar de los grandes daños generados por los huracanes Isaac y Sandy en 2012, los habitantes de Haití siguen hacia adelante forjando un país más resistente y unido.
El gobierno, el sector privado y organismos internacionales se encuentran trabajando, junto a familias y comunidades, para reconstruir el país y revitalizar su economía. Las mujeres, a cargo de más del 50% de los hogares, desempeñan una función fundamental en este proceso.
Ya se ha removido de las calles el 80% de los 10 millones de metros cúbicos de escombros generados por el terremoto. El proyecto gestionado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde actúo como Director Regional para América Latina y el Caribe, ayudó a remover un millón de metros cúbicos de escombros y a reciclarlos en adoquines, escaleras, pasillos, viviendas y espacios públicos, donde actualmente se reúnen las familias y juegan los niños.
El PNUD también colaboró en la creación de miles de empleos en comunidades de bajos recursos afectadas por el desempleo crónico. Más del 40% de las personas empleadas son mujeres.
La clave del proceso de recuperación es centrarse en los haitianos y sus comunidades. En los barrios, los miembros de la comunidad establecieron prioridades para reconstruir hogares e infraestructuras, enfocándose en los riesgos a los que se enfrentan los ciudadanos. Uno de los puntos centrales consiste en reforzar los vínculos sociales y comunitarios que permitirían reafirmar la resistencia luego de la crisis. Se avecina un horizonte con montañas más pequeñas.
El PNUD y otros organismos ayudaron a construir centros comunitarios (nuevos o rehabilitados) que han ofrecido respaldo a miles de familias desde 2011. Asimismo, hemos colaborado en la capacitación de más de 5.500 personas en reconstrucción de calidad, en el fortalecimiento del sistema de gestión de riesgos de desastres de Haití y en el lanzamiento de programas de protección del medio ambiente.
Hemos obtenido resultados significativos y perceptibles gracias a la intensa colaboración internacional tras el terremoto, que aún es de vital importancia.
*Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum del PNUD.