La fracción parlamentaria denominada “Facción femenina”, con el apoyo de diputados reformistas, introdujo una propuesta legislativa para cambiar un artículo del Código Civil de la República Islámica, a fin de que se prohíba a mujeres menores de 13 años y a varones menores de 16 contraer matrimonio, estableciendo ahora los límites en 16 para mujeres y 18 para hombres.
Para no irritar demasiado a los opositores, la reforma deja abierta la posibilidad de que los casamientos puedan realizarse entre los 13 y los 16 para mujeres y entre los 16 y 18 para los hombres, si existe consentimiento de los padres y aprobación judicial. Aun así, el escándalo entre los políticos conservadores y los clérigos islámicos ha sido notable. Se oponen rotundamente al cambio, aduciendo una serie de argumentos.
La Unión de Estudiantes Basij, que representa a los sectores políticos y religiosos más conservadores dentro de las universidades, emitió un documento dirigido a las más altas autoridades, donde manifestó su alarma ante la posibilidad de la aprobación de la reforma bajo el principio de que ella provocará un aumento en los matrimonios no registrados ya que, según su punto de vista, aun sin la autorización oficial, tales uniones se llevarán a cabo de cualquier manera en apego a la tradición, además de que indirectamente se estimularán “los contactos prohibidos entre jóvenes de sexos opuestos”.
Los cuatro clérigos islámicos más respetados se expresaron en el mismo sentido: afirmaron que una vez que las niñas alcanzan la pubertad a los nueve años, de acuerdo con los principios islámicos, pueden casarse si los padres así lo consideran, independientemente de los límites que la legislación intente imponer. Otras autoridades, como las del Departamento de Políticas Culturales para las Mujeres, que deben su puesto a la decisión del Supremo Líder (léase el Ayatollah Khamenei), advirtieron que la reforma a la ley es inaceptable, ya que va a exacerbar males sociales, tales como mujeres que se fuguen de casa, prostitución y relaciones ilegítimas hombre–mujer.
Según lo reporta el periódico Al-Monitor, la declaración textual fue que “… dado el incremento actual de los contenidos sexuales en las redes sociales, que exponen a los jóvenes a más tentaciones de esa índole, el límite de edad al matrimonio no debe ser elevado y no deben de ponerse obstáculos al matrimonio legal”.
Por supuesto, voces locales defensoras de los derechos de los niños que desde Organizaciones No Gubernamentales activan a fin de cambiar las cosas, insisten en que es menester respetar las directrices de la Convención de Naciones Unidas sobre Derechos de los Niños. Argumentan realidades como la de los severos daños físicos y mentales infligidos a los menores al casarlos cuando aún no poseen, en ningún sentido, la madurez para transitar hacia esa condición.
La avalancha de las posturas en contra de la reforma a la legislación ha sido de tal magnitud que se prevé que no se aprobará. Incluso hay voces que aunque reconocen lo aberrante y peligroso del matrimonio infantil consideran, con un dejo de sospechosa ingenuidad, que la edad al casamiento se irá ajustando poco a poco al alza de manera natural, por lo que no hay necesidad de violentar al sistema forzando la situación desde el ámbito legislativo.
Todo lo cual revela el peso brutal del control patriarcal autoritario y misógino de quienes gobiernan en Irán, control que justifican bajo la presunción de que no hay ninguna duda de que es así como en los cielos se ha decidido que sea.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.