La CADE 2010 tuvo dos atractivos importantes. Por un lado, la presencia de Michael Porter y de Luis Carranza exponiendo ambos las tareas pendientes para mejorar la competitividad de nuestro país y, por otro, la participación de los cuatro candidatos presidenciales quienes expusieron una síntesis de sus propuestas de planes de gobierno.
La última vez que Porter nos visitó dio una magnífica conferencia en la que además de felicitarnos por el adecuado manejo fiscal y monetario, también nos recordó que no estábamos todavía en las grandes ligas. Los ecos de dicha conferencia incomodaron, en primer lugar, a quienes no habiendo escuchado lo que dijo salieron a criticar a Porter por decir cosas que en realidad no dijo. Otros, que aceptan que no estamos en las grandes ligas, insisten que con un poco de suerte “en cualquier momento llegamos”, tomaron distancia y afirmaron que el conferencista en realidad no conoce nuestro país. Me imagino que este grupo ha tenido la misma reacción al escuchar a Francis Fukuyama hace pocos días decir que no se puede ser un país del primer mundo con un Estado del tercer mundo.
Recuerdo que fue el presidente de CADE 2010, Julio Luque, quien comentó la charla de Porter y la resumió diciendo que ese día habíamos recibido “una buena dosis de ubicaína”. En ese sentido resulta un verdadero acierto haber elegido a la competitividad como el tema central del CADE, así como la invitación a Porter, reconocido gurú en el tema, quien conjuntamente con Luis Carranza y un equipo de especialistas, presentarán hojas de ruta en varios sectores claves de la economía y las podrán a consideración de los candidatos presidenciales.
No he tenido oportunidad de revisar un documento donde se aplique la metodología de análisis de Porter sobre la competitividad aplicada a la energía. A lo mejor no existe. Sin embargo, resulta evidente la estrecha vinculación entre ambos conceptos. País con temas no resueltos en su sector de la energía difícilmente llegará a las grades ligas.
No faltará quien sostenga que como tenemos abundantes recursos energéticos y además hemos recibido “el regalo divino” del gas del Lote 88, el Estado tiene la obligación de entregarlo al usuario al precios más bajo posible para mejorar la competitividad, olvidando que esta política ya se aplicó con resultados desastrosos en países vecinos.
Existe consenso en que la intervención del Estado en el sector de la energía debe estar orientada a lograr los siguientes objetivos de política:
a) Seguridad del suministro. Se deben crear las condiciones de inversión adecuadas en el largo plazo a fin de asegurar una adecuada disposición de reservas, condiciones de transporte y distribución y la coordinación en el despacho.
b) Provisión eficiente. Nos referimos a la producción de energía a mínimo costo, aprovechamiento de economías de escala y diversificación. La eficiencia distributiva se refiere a que todos los factores deben ser retribuidos de acuerdo a su costo de oportunidad no importando el esquema de precios adoptado.
c) Control de la volatilidad de precios. Cuando un bien o servicio es caracterizado por la existencia de pocos sustitutos y por una alta participación en la canasta de consumo, la volatilidad de un precio afecta negativamente el bienestar de los consumidores, lo cual puede determinar la necesidad de implementar mecanismos de estabilización de precios.
d) Sostenibilidad. Debido a que las principales fuentes de energía utilizadas actualmente son no renovables, el uso de esas fuentes a lo largo del tiempo es una decisión relevante en la política energética al tomar en cuenta la existencia y bienestar de diversas generaciones.
e) Expansión de la cobertura. Debido a diferencias importantes en la distribución del ingreso, localización espacial y características económicas un objetivo específico debe ser la expansión de la cobertura geográfica de los servicios y del acceso al mismo.
Debido a que los objetivos de política pudieran ser mutuamente excluyentes en el corto plazo, el Estado debe establecer la coordinación de objetivos a través de un planeamiento regulatorio explícito.
La CADE 2010 será útil e importante para el debate nacional en la medida que propicie la discusión de los objetivos de política arriba delineados y se evite tratamientos de carácter ideológico que ayudan poco a la consolidación de este sector clave de la economía y ciertamente “estratégico” para llegar y permanecer en las grandes ligas.