El 23 de junio, los ciudadanos del Reino Unido decidirán si desean que su país continúe perteneciendo (o no) a la Unión Europea. Esta propuesta es conocida como el Brexit, palabra acuñada de la expresión inglesa British Exit (Salida Británica) y copiada de la expresión Grexit, la cual fue usada cuando Grecia se encontró en la misma posición: decidir si seguir o no en el mercado común europeo.
El proceso de creación la Unión Europea se inició en 1951, culminando con la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea en 1993. Sin embargo, el país británico sólo llegó a ser parte del proceso en 1973, después de varias solicitudes de ingreso que le fueron negadas por los miembros del bloque. A pesar de la voluntad inicial, hoy, 43 años después, el Reino Unido está considerando retirarse de este bloque regional.
Debemos recordar que la Unión Europea que hoy conocemos es un mercado conformado por más de 25 países y con más de 500 millones de consumidores. Esto les ha permitido a todos sus participantes desarrollar negocios de bienes y servicios con unas sorprendentes economías de escala, haciendo sus producciones muy eficientes y superando en mercado potencial al gigante norteamericano con 350 millones de habitantes.
Este desarrollo no lo hubieran podido hacer los mercados europeos independientemente, pues sus poblaciones individuales son relativamente pequeñas: Alemania es el país más poblado de Europa Occidental con 80 millones de habitantes. Entonces, la única forma para poder competir en eficiencia y tamaño con las empresas norteamericanas era creando un mercado ampliado, y la Unión de Europa fue la respuesta. Pero la Unión Europea no es un TLC. Es mucho más que eso, pues permite la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales. La integración de la UE es tal, que en 1999 se introdujo el euro como moneda única en su territorio, pero nueves estados, entre ellos el Reino Unido, no lo acogieron.
Hoy una gran cantidad de personas del ala conservadora del Reino Unido están pidiendo retirarse del bloque europeo, argumentando los altos costos que debe pagar su país por pertenecer a todas las instituciones creadas a nivel comunitario, y la imposibilidad de detener la inmigración europea en su territorio.
Para Colombia, la situación que representa el Brexit es un claro ejemplo de los problemas económicos y políticos que se pueden derivar de los procesos de integración regional; siempre habrá defensores y detractores. Fuera de esto, puede haber un impacto directo en nuestra economía. Al Reino Unido exportamos, durante 2015, US$632 millones en bienes, principalmente hulla térmica, banano, café y flores frescas, constituyéndose en el tercer mercado en importancia dentro de la UE, después de España y Holanda. Actualmente, el 100% de los productos no agrícolas y una buena parte de los agrícolas ingresan con arancel cero a la UE, incluyendo Reino Unido, beneficios arancelarios que se perderían en dicho destino de aprobarse el Brexit el próximo mes. Particularmente se verían afectados los departamentos de Antioquia, Cesar y La Guajira, los cuales en conjunto generan el 70% de las exportaciones con destino inglés. El Valle del Cauca exporta principalmente al Reino Unido café, bolsos de cuero y azúcar, sin embargo, sólo genera el 1,5% de las exportaciones colombianas a este destino.
La potencial salida del Reino Unido del Mercado Común Europeo traerá consigo grandes cambios en la configuración económica mundial, en especial sobre las restricciones en su comercio con el resto de Europa y del mundo; serán sus ciudadanos quienes deberán decidir la mejor solución.