Algunos hablan de crisis, algunos de falta de nuevos talentos e incluso dicen que es una industria muerta. ¿Necesita logística un cambio sustancial o de raíz? Si pensamos en logística, podemos ver que hay muchas aristas que la conforman: transporte, distribución, almacenaje, inventarios, aduanas, barcos, aviones, camiones, bodegas, etc. El trasporte es
una industria que mueve más de US$1 trillón y en donde los grandes actores son principalmente empresas multinacionales con tomas de decisión lentas, pensadas en el hoy y el ahora, y con poca ambición por buscar talento, potenciarlo y darle poder de decisión.
Evidencia de esto es un estudio realizado el 2016 sobre el estado actual de la industria del “Freigth Forwarding”, en donde se evidencia que la eficiencia y digitalización del rubro, en vez de crecer el último año, decreció. A mis ojos algo impresionante y aterrador. ¿Quién es el responsable de esto? En mi opinión, son las grandes empresas, los emprendedores y los clientes.
Detengámonos un momento en la responsabilidad de las empresas. Si vemos a las compañías que más crecen en el mundo: Amazon, Alibaba o Uber y otras parecidas, van innovando para entregar servicios más amplios y de mejor calidad a un mercado que ni siquiera sabe lo que está necesitando, como bien dijo Henry Ford, “si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido”. Esto demuestra que todo es en base a las necesidades emergentes, aún cuando no estén consolidadas.
Ahora, ¿dónde están los talentos? Tengo la impresión que están tratando de salir de un submundo que los cohíbe. Pero, ¿por qué el mundo de la logística no atrae al desarrollador o al emprendedor que creó una plataforma exitosa como muchas que están en boga?, ¿es la logística una industria que no atrae a los talentos? Veamos cómo podemos hacer que una industria fascinante pueda atraer lo virtuoso, lo acoja y lo desarrolle para ser parte de un cambio que entregue opciones reales y de peso a los clientes finales. En mi opinión, es necesario desarrollar un ecosistema que invite a los talentos a proponer soluciones a esta industria tan vasta pero invisible al mismo tiempo, tema interesante y que merece su propia columna.
Por último, hay que preguntarse, ¿qué quiere el cliente de hoy? Claramente no lo mismo que un cliente de hace 10 años atrás. Actualmente, el que toma las decisiones no quiere hablar con tanta gente, no quiere infinitos correos, no desea reuniones. El cliente de hoy necesita simplicidad, transparencia, algo a lo que pueda acceder con solo un clic. En pocas palabras, quiere poder comprar y vender desde la comodidad de su computador, independiente si está en Nueva York, Santiago o Las islas Maldivas.
Esto hoy sí es posible, y el consumidor final es el mayor responsable de que nosotros, los “logísticos”, apuremos el cambio. Ellos, sin necesariamente saber lo que necesitan, deben salir de su zona de confort, exigir contantemente mejoras y de paso, mejorar su entorno. Acá, poco importa la opinión de los que tienen miedo a innovar y decidir en lo poco convencional, ya que la digitalización sí ha abierto las instancias para poder saltar esa toma de decisión lenta y engorrosa. Eso es ser consistentes con la vida digital que llevamos.
Hoy ya es posible. Un simple mortal sentado desde su computador, podría buscar un proveedor en China (Alibaba), hacer la logística de importación y transporte internacional (Shippter.com), para luego almacenarla y distribuirla (Shipit) al cliente final en una tienda virtual (Shopify) o una plataforma que desarrolla el punto de venta para los usuarios. ¿Qué fácil no? La logística tiene que tomar fuerza y protagonismo, ya que por inercia no va a mejorar. La luz toma cabida sobre la oscuridad, la logística se va a revolucionar. Somos
todos y cada uno de nosotros en nuestros roles únicos, los responsables de poder hacer que esto sea un proceso virtuoso y no algo tortuoso. Ese cambio de raíz o de sustancia si es necesario, pero tú eres el responsable, importador, operador logístico, agente de aduanas y no menor, el Estado.