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Quinta prueba nuclear de Corea del Norte: nueva provocación global
Vie, 16/09/2016 - 09:02

Rodrigo Álvarez

La ONU y Lula Da Silva: ¿modernización o crisis?
Rodrigo Álvarez

Rodrigo Álvarez es Académico-Investigador Escuela de Periodismo de la Universidad Mayor, Coordinador e Investigador del Programa-Centro de Estudios Coreanos Chile de IDEA y Profesor de la Carrera de Periodismo de las Universidad de Santiago de Chile. Es Doctor en Estudios Latino Americanos, mención Relaciones Internacionales; Master of Arts en Economía Política Internacional por la Universidad de Tsukuba (Japón) y IVLP por el The United States Department of State Bureau of Educational and Culture Affairs. Además, es Periodista y Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Diego Portales (Chile). Es miembro del Nuclear Security Governance Expert Group (NSGEG), del Fissile material Working Gruop (FMWG) y de la Red de Seguridad de América Latina (Resdal).

Corea del Norte ha realizado su quinta prueba nuclear. Esta acción, contraria a las resoluciones adoptadas por las Naciones Unidas, cerró una serie de provocaciones realizadas por Kim Jung un. Efectivamente, mientras el sistema internacional miraba lo que sucedía en el G20, Corea del Norte volvía a tensionar la seguridad regional y global, lanzando tres misiles balísticos. 

Estos lanzamientos, una vez más, reforzaron las preocupaciones que el programa de misiles y nuclear generan en la región y el mundo. En esta ocasión, comprueba el desarrollo alcanzado en materia de “vectores”. Los norcoreanos iniciaron sus investigaciones en materia de misiles a mediados de los 60s del siglo pasado. El programa fue sustentado por la Academia Militar Hamhung y tuvo como base el misil Scud de la Unión Soviética. Hoy, luego de los modelos Hwasong-5, Nodong, Taepong-1, Musudan y Taepong-2, los norcoreanos están próximos a alcanzar la capacidad de poseer un misil intercontinental; el que alcanzaría los 10.000 kilómetros. 

Lo complejo del escenario es que este nuevo lanzamiento se vuelve a constituir en un desafío para al sistema internacional. Como es sabido, la Naciones Unidas han condenado sistemáticamente estas actividades de Corea del Norte. Así lo ha dejado ver las resoluciones 1695, 2087 y 2270. En todas estas, insistentemente, se han condenado los actos en los que los norcoreanos transgreden las resoluciones antes mencionadas. 

La preocupación central es que efectivamente Corea del Norte logre que sus misiles de mediano y largo alcances sean capaces de alcanzar objetivos lejanos, pero que además su programa atómico sea capaz de miniaturizar una ojiva nuclear. Esto modificaría (y lo hará si lo logran) totalmente el escenario de seguridad militar en Asia. Así lo han demostrado las reacciones que han, sobre esta materia, hecho ver Estados Unidos, Australia y Japón. 

Hoy, luego de la quinta prueba atómica, la preocupación se vuelve a incrementar y se reactivan preguntas centrales sobre esta materia: ¿qué tan avanzado están el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte? y ¿en qué momento del proceso de miniaturizar de su capacidad nuclear se encuentra? Estas dos preguntas también impulsan otras interrogantes: ¿cuál será el próximo paso de la comunidad internacional frente a esta nueva provocación de Corea del Norte?, ¿qué nuevas alternativas existen para que los actores que componen el grupo de los 6 resuelvan esta problemática?

Mientras estas preguntas no sean posibles de ser resueltas en un plazo inmediato, entonces es urgente una reacción de las Naciones Unidas y el que la  misma formule una nueva y clara resolución condenando la violación a las resoluciones anteriores.  

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