La estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) acaba de divulgar en Caracas unos datos reveladores (mírese el gráfico inferior), cuyo contenido se merece estas líneas:
1.-En toda la era del prolongado gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2012), las arcas del Estado venezolano alcanzaron ingresos petroleros netos (es decir, deducidos todos los costos, gastos e inversiones de la operación industrial) por un valor astronómico y envidiable para cualquier país: US$427,1 mil millones, o sea, 18,2 veces más que el monto recibido por esa nación sudamericana en la era inmediatamente anterior al chavismo, esto es, durante el período 1992-1999, conocido en el argot político de ese país como la "Cuarta República".
2.-Estas cifras muestran -entre tantas aristas fascinantes de la historia económica venezolana que están por estudiarse- no solo el valor monetario de la increíble renta petrolera en favor de las finanzas venezolanas. Estos datos revelan también el peso vital del rendimiento petrolero en el proyecto político que levantó el propio Hugo Chávez desde inicios del presente siglo.
3.-Sin la alta renta petrolera venezolana, el chavismo, como fenómeno social y de masas, nunca habría alcanzado su maduración política, y menos su prolongación en el tiempo por más de una década. No solo eso, es muy probable que la tendencia se extienda de la mano de Nicolás Maduro, aunque con más tropiezos geopolíticos que antes, por la creciente resistencia política que se observa tras las recientes elecciones presidenciales. Y viceversa: sin las sistemáticas reformas económicas, política y legales que fueron aupadas por el chavismo, nunca se habría trasvasado una renta petrolera tan extraordinaria a manos del poder político venezolano. Ni la propia Pdvsa se habría consolidado entre las cinco empresas petroleras más importantes del planeta, basándose en el tamaño operativo, no solo en su capitalización de mercado. En el cuadro adjunto -tal como lo reconoce Petroleum Intelligence Weekly, una de las mayores revistas especializadas del sector- se aprecia la lista de las diez compañías petroleras más grandes del planeta, destacándose el cuarto lugar de Pdvsa, tomando en cuenta criterios empresariales esenciales tales como: reservas de petróleo y gas, producción de petróleo y gas, ventas y capacidad de refinación petrolera.
4. Queda perfectamente claro que dicha renta extraordinaria no se debió únicamente a los altos precios del petróleo y del gas en el volátil mercado mundial. Ocurrió algo más, hubo un giro político: desde el inicio de su mandato, Hugo Chávez aplicó una radical política de recuperación del control estatal de la riqueza energética de Venezuela. ¿Cómo lo hizo? Cambió la ecuación financiera de la tasa de ganancia, donde el Estado captó más, y la empresa privada, menos. Es decir, destrozó el statu quo petrolero que permitía a las grandes transnacionales succionar la riqueza venezolana, tal como lo hacían desde inicios del siglo XX, cuando empezó la era petrolera en ese país. Y fue ahí que se atornilló la enorme fuerza política de Chávez, unida al creciente respaldo social que se mantuvo hasta el mismo día de su fallecimiento, a contrapelo de la inveterada enemistad que le prodigaron los "cuartarrepubliqueteros".
4.-Por lo tanto, tiene cabal sentido lo que defiende hoy Nicolás Maduro, el chavista, y lo que ataca siempre Henrique Capriles, el representante de las "Cuarta República". En lo político, Maduro, el apresurado heredero de Chávez, busca la extensión del estatismo petrolero bajo las mismas coordenadas económicas gestadas en 1999, esto es, mantener el férreo control político de una riqueza energética fenomenal, que a la vez significa una garantía excepcional para financiar el "socialismo del siglo XXI". Capriles, de su lado, pretende revertir la ecuación económica (sobre todo la matriz petrolera) y liquidar la agenda política del chavismo, apelando al apoyo interno y externo. Esta es la pelea de fondo en Venezuela, más allá de los "tuitazos" que se alternan de tarde en tarde los dos personajes. No nos engañemos...
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Rienda suelta, apuntes de Hernán Ramos.