Hoy, con la actual crisis sanitaria, económica y social desatada por la pandemia, la Agenda 2030 muestra un retroceso de al menos 10 años, especialmente en cuanto a pobreza, empleo, salud, educación y reducción de las desigualdades. En Chile, parte del mundo empresarial ha tomado conciencia de su rol clave, implementando estrategias que contribuyan a la construcción de una sociedad más justa y sostenible.
En el último año, nuestro país ha sido protagonista de hechos históricos que marcarán el futuro de las personas y transformarán la sociedad en que estamos y debemos construir entre todos. Sin embargo, para avanzar hacia el Desarrollo Sostenible es fundamental cimentar las bases, recuperando las confianzas en las instituciones, a través de un accionar efectivo, ético y trasparente de estas, y la confianza en el mundo empresarial, a través de un compromiso sólido de este con la sociedad.
Aquí, los líderes empresariales tienen un rol fundamental, ya que la pandemia nos ha hecho reflexionar a todos sobre el mundo que idealmente queremos construir y legar a las futuras generaciones, y esa es una tarea mayor. Cada una de las diversas visiones, en las ideas, en la gestión y sobre todo en una relación de colaboración con los gobiernos, la sociedad civil y la academia, se deben fusionar de modo de sumar conocimiento y ponerlo al servicio de la sociedad, dejando de lado intereses particulares, aspirando al bien común.
Estas alianzas inclusivas se construyen sobre la base de principios y valores, una visión compartida y objetivos comunes que otorgan prioridad a las personas y al planeta, y son necesarias a nivel mundial, regional, nacional y local. Toda empresa necesita ser resiliente, porque cuando los desastres emergen, amenazan la continuidad de los negocios, y la mejor forma de prevenir es construir sociedades justas, pacíficas, inclusivas y en equilibrado balance con su entorno.
Debemos, eso sí, entender que hay que acelerar el paso, expandir la toma de mayor conciencia, extender y ampliar el diálogo, e impulsar la acción. Es necesario ser capaces de lograr que tanto las grandes empresas como las pymes, comprendan que el tema de sostenibilidad no tiene que ver con más tiempo y más recursos, si no con la decisión de situarlo en el centro de la estrategia y entender que, en lugar de ser una carga, hace a la empresa más competitiva e innovadora. Sabemos que muchas organizaciones están convencidas que la sostenibilidad es un eje clave que debe continuar iluminando sus acciones en estos tiempos complejos, pero el mensaje debe amplificarse y el ritmo de avance debe acelerarse.
La compleja emergencia sanitaria requiere de una acción coordinada y un espíritu de cooperación público-privada para enfrentarla con acción y decisión. Claramente, la innovación empresarial y la incorporación de las nuevas tecnologías, como pilar para la recuperación, serán herramientas indispensables para la sostenibilidad corporativa. El teletrabajo así lo ha demostrado, con la posibilidad de integrarse a otros conocimientos y otras regiones geográficas en forma virtual, de manera globalizada. Si bien estamos conscientes de que la necesidad de socializar, encontrarse, aprender presencialmente, son fundamentales, el nuevo futuro nos hace extraer lo que ha resultado beneficioso, en este duro aprendizaje.