El mundo está cambiando a gran velocidad y entre los principales retos que afronta está, sin duda, el cambio climático. Una realidad que, tras años de debate, ha comenzado a entrar en los planes estratégico de gobiernos, empresas.
También de reguladores y organismos multilaterales, que están entrando en esta apuesta de evitar el cambio climático con mucha fuerza y determinación. Uno de los primeros en dar el paso ha sido el Banco Central Europeo (BCE), que acaba de anunciar la creación de una nueva división dentro de su organismo, un "centro sobre el cambio climático" que pretende entrar en funcionamiento de manera inminente, debido a la urgencia e importancia que merece el tema.
De hecho, la propia presidenta de la institución, Christine Lagarde, será quien supervise el centro directamente. El trabajo en el centro estará dividido en cinco líneas de trabajo, que serán: 1) Estabilidad financiera y política macroprudencial. 2) Análisis macroeconómico y política monetaria. 3) Operaciones financieras de mercado y riesgos. 4) Política europea y regulación financiera. 5) Sostenibilidad corporativa.
Por otra parte, el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha anunciado el lanzamiento de un segundo fondo de inversión abierto, focalizado en bonos verdes, destinado a los bancos centrales y otras instituciones oficiales. Este segundo fondo estará denominado en euros, mientras que el primero estuvo denominado en dólares. En conjunto, ambos fondos gestionarán US$ 2.000 millones.
El objetivo de inversión de los fondos son inversiones considerables en proyectos amistosos con el medio ambiente, como producción de energía renovable y eficiencia energética, y apoyar la adopción de las mejores prácticas y estándares del mercado para profundizar en el mercado de bonos verdes.
En concreto, los bonos elegibles deben tener una calificación mínima de A- y cumplir con los 'Principios de Bonos Verdes' de la Asociación Internacional del Mercado de Capitales y/o el Estándar de Bonos Climáticos publicado por la Iniciativa de Bonos Climáticos. En concreto, el Banco Central Europeo (BCE) ha informado de que participará en el fondo, utilizando parte de su cartera de fondos propios. Actualmente, en el BCE, los bonos verdes representan el 3,5% de su cartera de fondos propios, con un valor de € 20.800 millones (alrededor de US$ 25.000 millones).
Todo esto viene aderezado por la propia intención del Tesoro Español de incorporar la emisión de un bono verde en 2022, un bono benchmark, con niveles en circulación que lo hagan atractivo para los grandes inversores. La intención es emitir € 20.000 millones (US$ 24.000), en un bono a largo plazo, a 20 años, que tendría una primera emisión sindicada, con unos valores en torno a € 5.000 millones o € 10.000 millones (US$ 6.000 millones o US$ 12.000 millones). La enorme demanda por emisiones soberanas y por emisiones sostenibles, las combinaciones de ambos factores garantizarán una gran demanda. Hoy no es imagen solo lo que se consigue, ya que los bonos verdes, son igual de competitivos en costes de financiación que los tradicionales de los Tesoros.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también está empujando, con la creación de la Plataforma de Transparencia de Bonos Verdes (PTBV), una herramienta digital que permite dar mayor transparencia al mercado de bonos verdes de América Latina y el Caribe. Esta innovadora plataforma utiliza tecnología blockchain (DLT) de encriptación distribuida de datos y es la primera en su tipo que facilita el reporte y verificación de emisiones de estos instrumentos. Mediante esta plataforma, los emisores, inversionistas y otros actores del mercado pueden cargar y chequear información detallada de transacciones, desempeño de los bonos, utilización de las ganancias, e impacto ambiental de las emisiones de bonos verdes en la región. La PTBV, que se espera se convierta en un modelo para los mercados de bonos verdes de otras regiones, cuenta con el apoyo de más de 30 organizaciones.
La demanda de más transparencia en este creciente segmento del mercado financiero ha sido puesta en evidencia por un análisis de la organización “Climate Bonds Initiative” (CBI), que reveló que solo el 53% de los emisores consultados informaban sobre el destino de los ingresos y sobre el impacto ambiental de sus operaciones. El análisis también mostró que solo el 27% optó por certificar sus bonos con el sello del “Climate Bonds Standard”, y que solo el 1% ofrecía seguridades post-emisión sobre el destino de los ingresos y sobre los impactos de la operación. Además de apoyar el desarrollo de la PTBV, el acuerdo permitirá dar asistencia técnica a los clientes para apoyar y promover emisiones domésticas; establecer e impulsar ambiciosos estándares y criterios regionales para los bonos verdes; e introducir mecanismos para ampliar las emisiones locales de dichos instrumentos mediante inversiones-ancla, reducción de riesgos y cofinanciamiento.
Por último, también la CAF (banco de desarrollo de América Latina) está muy activa, emitiendo bonos verdes por US$ 384 millones en el mercado suizo para impulsar proyectos sostenibles en América Latina el año pasado, ubicándola entre las más altas realizadas en dicho mercado en la historia de la institución para apoyar el financiamiento del desarrollo sostenible y la integración regional.
En definitiva, los bonos verdes están cada vez promocionados con más fuerza por parte de bancos centrales, reguladores y organismos multilaterales, lo cual da mucha fuerza a este mercado de financiación para mejorar el cambio climático en el mundo.