El sábado los colombianos fuimos sorprendidos por un mensaje del presidente Iván Duque, en su cuenta de Twitter al compartir un video del presidente de China, Xi Jinping, donde habla sobre la cooperación de China con Colombia con el envio de dosis de vacunas para combatir el Covid. Además, habló que de las importancia de las relaciones entre los dos países y que somos sus segundos socios comerciales.
El presidente Duque en aquel mensaje expresó su gratitud al mandatario de Pekín por la cooperación y solidaridad con Colombia, señaló que espera que las relaciones entre los dos países continúen, ratificó que los chinos son nuestros segundos socios comerciales y planteó: “queremos seguir abriendo puertas en esa gran nación”.
Colombia estableció relaciones con China en 1980, durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala, cuando Colombia reconoció a Taiwán como parte inalienable del territorio chino. Turbay Ayala fue pragmático al decir que “si China compra café colombiano no habrá problemas para establecer relaciones diplomáticas”. Y desde que China ingreso a la Organización Mundial del Comercio y fue reconocida como una economía de mercado, las relaciones diplomáticas y comerciales con Colombia han avanzado pero con ciertos rezagos en comparación con los demás países de América Latina.
El viraje que acaba de tomar el gobierno de Duque de cambiar su mirada de Washington hacia Pekín. Es importante por varias razones. La primera, los chinos son nuestros segundos socios comerciales. La segunda, se abre las puertas para mirar más hacia los mercados del Asia Pacífico que están dominando las nuevas dinámicas en el crecimiento económico mundial y como péndulos de los nuevos cambios mundiales. Tercera, China ha tomado el camino hacia el control de la economía global y cada vez se afianza como la gran superpotencia del mundo. Un poder global que lo están consolidando con las expansiones de sus inversiones y el control de sectores económicos estratégicos en el mundo, empezando por Estados Unidos, Europa, Asia, África y América Latina.
La cuarta, la política exterior de China no está basada en imponer su modelo de Estado sobre los principios del socialismo al resto del mundo. Es una política exterior sustentada en la expansión de su economía de mercado capitalista, basada en acuerdos comerciales, préstamos, acuerdos de cooperación, sin imposiciones políticas y sin involucrarse en los problemas políticos internos de los países.
Es una política imperialista diferente a la que aplica Estados Unidos y la Unión Europea diferente a la que aplicó la antigua Unión Soviética y actualmente Rusia. China es una potencia neta en exportaciones de capitales y de inversiones en la gran mayoría de los países de Europa, Asia, África y América. La nueva ruta de las seda es el proyecto de dominio global más importante que se desarrolla en el mundo, y con el cual busca China controlar el comercio mundial, un proyecto que ya integra el 70% de la población mundial y el 55% del PIB del mundo.
En su primera etapa integra su economía mediante préstamos, políticas de cooperación, acuerdos comerciales, redes ferroviarias, rutas marítimas, puertos, zonas industriales y tecnológicas con las economías de Asia y Europa. Y en las otras tres etapas, bajo idénticos parámetros integra su economía y sus intereses estratégicos con los países de África, Oceanía y América Latina.
En América Latina y el Caribe, la ruta de la seda busca unir redes ferroviarias transoceánicas con las infraestructuras portuarias y sus áreas industriales entre los mercados de la Gran Cuenca del Caribe con los del Pacífico. En ese contexto los desarrollos portuarios y las zonas industriales en la costa Pacífica latinoamericana desde México hasta Chile serán claves para los intereses económicos y estratégicos de los chinos y para nuestro hemisferio.
Colombia tiene en el Chocó, las tres zonas con las ventajas geoestratégicas más importantes en el nuevo contexto del desarrollo mundial. Zonas que le permiten construir tres megapuertos de aguas profundas con sus respectivas zonas industriales. En Tribugá, en bahía Aguacates, futuros complejos portuarios e industriales que se pueden integrar mediante una carretera costanera y luego mediante una vía férrea unirlos con un tercer megapuerto de aguas profundas y una futura zona industrial en Tarena en el Atlántico.
Nuestra clase dirigente por su marcada visión andina no alcanzan a comprender que el futuro del desarrollo industrial del país está en las costa del Chocó. Son tres puntos geográficos en el geocentro del Pacífico y Atlántico americano, donde Colombia se puede convertir en el centro más importantes, más estratégico y más competitivo del continente a la luz de los intereses geoestratégicos de China e India, dos de las grandes potencias que marcan el rumbo en el nuevo orden mundial.