Los humanos inventamos la tecnología, la construimos y la ampliamos. La utilizamos para superar limitaciones y hacer más. De hecho, la creación de herramientas que amplíen nuestras capacidades físicas y cognitivas es tan exclusiva de la humanidad que algunos sostienen que nos define como especie. Sin embargo, por naturaleza, las herramientas que construimos suelen ser claramente inhumanas. No parecen ni actúan como "humanas", que siempre ha sido el objetivo de su creación.
Ahora, por primera vez en la historia, vemos pruebas de que estamos invirtiendo el rumbo, y que está naciendo una generación de tecnología más humana. Un ejemplo de esto es el impacto que la inteligencia artificial generativa y los modelos transformadores están teniendo en el mundo que nos rodea. Lo que comenzó con chatbots como ChatGPT y Bard se ha convertido en una fuerza impulsora para hacer que la tecnología sea más intuitiva, inteligente y accesible para todos.
La IA Generativa está empezando a remodelar profundamente las organizaciones y los mercados. Las empresas a nivel mundial reconocen esta oportunidad y, de acuerdo con el estudio de Accenture Technology Vision 2024, 95% de los ejecutivos coincide con que hacer que la tecnología sea más humana ampliará enormemente las oportunidades de todas las industrias. En este contexto, hay cuatro tendencias que marcarán a los negocios en los próximos años. En esta columna, me centraré en las dos primeras.
La primera tendencia, un mundo combinado con IA, habla de que la forma en que las personas acceden a los datos e interactúan con ellos está cambiando. Cada vez más las personas en vez de “buscar” información, “preguntan” por información. Y en el centro de esta transformación está la inteligencia artificial generativa. Ya lo hemos visto con ChatGPT, donde no solo podemos preguntar por información, sino que también escribir ensayos, entre muchas otras posibilidades.
Esto está cambiando a las empresas. Los datos son uno de los factores más importantes que determinan los negocios digitales de hoy en día. Y estos chatbots -que pueden sintetizar grandes cantidades de información para ofrecer respuestas y consejos, utilizar diferentes modalidades de datos, recordar conversaciones anteriores e incluso sugerir qué preguntar a continuación- está cambiando los mercados.
Un ejemplo es lo que está haciendo Toyota. Todos odiamos los manuales, porque tienen cientos de páginas y nunca encontramos lo que buscamos. Toyota está usando la inteligencia artificial generativa para que los usuarios puedan preguntar en voz alta qué quieren saber y recibir una respuesta inmediata y personalizada a su consulta.
La segunda tendencia son los nuevos ecosistemas para la IA. Estamos empezando a ver cómo la inteligencia artificial sale de su limitado ámbito de asistencia para pasar a la acción. Durante la próxima década, surgirán ecosistemas de agentes completos, grandes redes de IA interconectadas que empujarán a las empresas a plantearse su estrategia de inteligencia y automatización de una forma fundamentalmente diferente.
Una analogía útil para la progresión de los agentes de IA es el avance de los vehículos autoconducidos. Durante muchos años, los conductores fueron los únicos responsables del funcionamiento del vehículo. Pero entonces entraron en juego sistemas semiautomatizados como el control de crucero o el asistente de carril (IA que asiste). Después, la conducción automatizada pasó a estar a disposición de los conductores en condiciones limitadas, y luego los automóviles totalmente autoconducidos que no requieren conductor alguno (agentes con una acción cada vez mayor). Y si extrapolamos esta tendencia, podemos imaginar un futuro con vehículos autoconducidos que trabajen todos juntos en la carretera (un ecosistema de agentes). En el caso de los automóviles, estos avances no han llegado como cambios de paso precisos, sino como progresos en un continuo. La evolución de los agentes de IA será la misma.
Hoy en día, la mayoría de las estrategias de IA se centran estrictamente en ayudar en tareas y funciones. En la medida en que la IA actúa, lo hace como actores solitarios en lugar de como un ecosistema de partes interdependientes. Podemos utilizar la IA para participar en el diseño, encontrar fallos de fabricación o extraer información de las opiniones de los consumidores, pero normalmente recomienda más que actúa, y suele estar aislada, no enhebrada en toda una operación.
Pero ahora las cosas empiezan a cambiar. A medida que la IA evoluciona y se convierte en agente, los sistemas automatizados tomarán decisiones y emprenderán acciones por sí mismos. Los agentes no se limitarán a asesorar a los humanos, sino que actuarán en su nombre. La IA seguirá generando texto, imágenes y conocimientos, pero los agentes decidirán por sí mismos qué hacer con ellos.
Los asistentes de IA se están convirtiendo en representantes que pueden actuar en nuestro nombre y esto se convertirá en una importante oportunidad para las empresas, para crear nuevos productos, servicios y capacidades. Pero, para aprovecharla, las organizaciones deben preparar a sus colaboradores hoy. Como asistentes o copilotos, los agentes podrían multiplicar drásticamente el rendimiento de los empleados individuales. Para los procesos empresariales que siempre dependerán de los humanos, los agentes actuarán como colaboradores.
El talento humano siempre será necesario: ¿Diagnóstico de una enfermedad? Los agentes podrían ayudar, pero no compartirán el diagnóstico con el paciente. ¿Necesita inspirar a su equipo? Los agentes podrían escribir el discurso, pero no lo pronunciarán. Como copilotos, agentes y humanos se complementarán, cada uno jugando con sus propias fuerzas.
Nuevamente, las empresas reconocen la oportunidad de los ecosistemas de IA y 96% de los ejecutivos está de acuerdo en que aprovechar los ecosistemas de agentes de IA será una oportunidad significativa para su organización en los próximos 3 años.
En una próxima columna, me referiré a las dos últimas tendencias.