La tecnología está cambiando fundamentalmente cómo funciona el mundo de los negocios. Y hay cuatro tendencias principales que están marcando esa transformación. En una columna anterior (link a columna anterior) me referí a las dos primeras. En esta, hablaré de las dos últimas.

La tercera tendencia habla de la computación espacial, la cual está a punto de cambiar el curso de la innovación tecnológica y la forma de trabajar y vivir de las personas. Las distintas eras tecnológicas están marcadas y definidas por los soportes informáticos que utilizamos. El computador introdujo a los consumidores en el mundo de la información. Después, los móviles liberaron el mundo digital y nos permitieron llevar los computadores a todas partes. Y a lo largo de la explosiva innovación tecnológica de las últimas décadas, los computadores y los móviles han sido la base de todo. 

Ahora es el momento de la computación espacial. El metaverso es una de sus aplicaciones más conocidas. Como hemos visto, esta tecnología nos permite unir cada vez más el mundo virtual con el real. Y tecnologías avanzadas como la IA generativa siguen agilizando y abaratando la creación de entornos y experiencias espaciales. Las tecnologías, parte de la computación espacial, ya se están probando en aplicaciones industriales. Los gemelos digitales para la fabricación; la realidad aumentada y virtual para la capacitación de trabajadores y la operación remota, entre muchas otras aplicaciones.  

Una capacidad emergente que diferencia a la computación espacial de sus homólogas digitales es la participación de nuestros sentidos. El mejor ejemplo de esto es el uso de la realidad aumentada/virtual para la capacitación. La formación es más impactante cuando se puede vivir la experiencia en lugar de ver un vídeo. La segunda ventaja de la computación espacial sobre otros medios es la capacidad de dar a los usuarios la capacidad de decidir sobre sus experiencias dentro de la aplicación, a través de ella, las empresas pueden diseñar experiencias que den a los usuarios más flexibilidad para moverse y explorar.

Un ejemplo es Fiat Metaverse Store. En la tienda virtual, los usuarios pueden personalizar su modelo de vehículo con los distintos tipos de carrocería, colores, interiores y opciones de entretenimiento. A continuación, los usuarios pueden dar una vuelta virtual para probar el automóvil y ver de cerca sus características. A lo largo de la experiencia los acompaña un experto virtual en directo que puede responder a cualquier pregunta. 

Las empresas a nivel mundial ya se están preparando para esta nueva revolución. De acuerdo con el estudio Technology Vision 2024 de Accenture, 92% de los directivos está de acuerdo en que su organización planea crear una ventaja competitiva aprovechando la computación espacial.

La cuarta tendencia se refiere a la interacción entre humanos y máquinas. La incomprensión de las personas es un factor que limita muchas de las tecnologías que utilizamos hoy en día. Los innovadores intentan cambiar esta situación. En todos los sectores, están creando tecnologías y sistemas capaces de comprender a las personas de formas nuevas y más profundas. Están creando una "interfaz humana". 

Un ejemplo está en la neurotecnología, que está empezando a conectar con la mente de las personas. Recientemente, dos estudios independientes de investigadores de la Universidad de California y de la Universidad de Stanford han demostrado cómo el uso de prótesis neurales permite descodificar el habla a partir de datos neurales. Otro ejemplo son las tecnologías que leen el movimiento del cuerpo, como el seguimiento de los ojos y las manos. En 2023, Vision Pro de Apple presentó visionOS, que permite a los usuarios navegar y hacer clic con la mirada y un simple gesto, sin necesidad de un mando portátil.

Hoy muchos retos empresariales dependen exactamente de eso. Para empezar, el servicio al cliente, los productos y la experiencia en el lugar de trabajo. En todas las empresas utilizamos una amplia gama de tecnologías que nos ayudan a comprender a las personas y a adaptarnos a ellas. Y estamos tan acostumbrados a las limitaciones actuales, a que estas tecnologías nunca nos "entiendan" del todo, que puede que ni siquiera nos demos cuenta de hasta qué punto esa brecha limita lo que hacemos. 

Con la interfaz humana podremos mejorar la formación de los empleados, lugares de trabajo más seguros, con menos falta de comunicación y menos accidentes. Podríamos crear productos digitales que, al comprender mejor a las personas y atraerlas, llegarán a una base de clientes más amplia. Imaginemos el aumento de la productividad cuando no tengamos que trabajar en torno a la tecnología, sino que ella trabaje en torno a nosotros.

Algunos de los casos de uso más prometedores se dan en ámbitos en los que personas y máquinas operan en espacios compartidos. Por ejemplo, las empresas podrían crear sistemas de fabricación más seguros y productivos si los robots pudieran anticipar lo que van a hacer las personas. O los vehículos podrían vigilar no sólo a los peatones, sino también a los conductores, ayudándoles a mejorar la seguridad vial, lo que podría repercutir en la industria automovilística, las cadenas de suministro y otros sectores. 

La "interfaz humana" podría impulsar la invención de nuevos productos y servicios. La detección cerebral, por ejemplo, podría ayudar a las personas a "mejorarse" a sí mismas. Por ejemplo, L'Oréal colabora con EMOTIV para ayudar a las personas a conocer mejor sus preferencias en cuanto a fragancias. Las empresas utilizan los auriculares EMOTIV para medir las respuestas neuronales de los clientes a varias familias de fragancias de L'Oréal. Un algoritmo de los auriculares interpreta los datos para mostrar a los clientes cómo les hacen sentir las distintas fragancias.

Una cosa es clara. Este futuro está cerca. Y los ejecutivos lo saben. De acuerdo con el estudio Technology Vision 2024 de Accenture, 94% de los ejecutivos a nivel mundial está de acuerdo con que las tecnologías de interfaz humana nos permitirán comprender mejor los comportamientos y las intenciones, transformando la interacción humanos-máquinas.