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De la oficina al home office: el gran paradigma a resolver en el mundo laboral
Lun, 30/12/2024 - 10:00

Rolando Liendo

Rolando Liendo, CEO de Lolimsa
Rolando Liendo

CEO de Lolimsa 

Cuando la pandemia llegó a nuestras vidas, se produjeron transformaciones significativas, entre ellas, nuestra manera de trabajar. Muchas empresas se vieron forzadas a adoptar el teletrabajo, y lo que comenzó como una medida temporal ha demostrado ser efectivo en términos de productividad y bienestar laboral.

Sin embargo, mientras un 90% de las empresas planea volver a la jornada presencial para inicios de 2025, acorde a encuesta de Resume Builder, las preferencias de los empleados van por otra ruta. Según la encuesta "Trabajo Reimaginado 2023", de EY, solo un 14% de trabajadores en Latam prefiere un modelo completamente presencial, mientras que entre el 30% y el 40% desea trabajar desde casa de 3 a 5 días a la semana.

Esta desconexión entre las intenciones de las empresas y las preferencias de los trabajadores es notable. En ciudades como Lima, las densidades poblacionales están desigualmente distribuidas: las principales oficinas se concentran en no más de 10 distritos, mientras que la mayor parte de la población reside en otras 33 jurisdicciones. 

Esto hace que movilizarse diariamente sea un verdadero desafío para un trabajador que vive en una zona periférica al casco urbano, como Villa El Salvador o Carabayllo, y debe llegar a su centro de labores en San Isidro o Miraflores, distritos en donde se suelen establecer las empresas o instituciones públicas. Este traslado puede tomar entre tres a cuatro horas diarias, tiempo que podría ser mejor aprovechado en la vida familiar o en actividades personales, sin contar los costos asociados al transporte.

Este desgaste físico y emocional afecta la calidad de vida y la productividad de los empleados. En un mundo donde el equilibrio entre trabajo y vida personal es prioritario, las empresas deben escuchar a sus trabajadores.

Desde mi experiencia en la industria tecnológica, he visto cómo el teletrabajo permite a muchas personas reconectar con sus familias. Estar presente en momentos clave, como ayudar a los hijos con la tarea, es invaluable. Este bienestar emocional no solo beneficia a los trabajadores, sino que también se traduce en mayor productividad. La tranquilidad que brinda el trabajo desde casa reduce el estrés y mejora el rendimiento.

Sectores como la tecnología, el marketing y las asesorías están adoptando el trabajo remoto como norma. Cada vez es más difícil encontrar profesionales dispuestos a trabajar de manera presencial. Las empresas que no se adapten a esta realidad corren el riesgo de perder a sus mejores talentos. Además, con la automatización y la robotización en aumento, muchos trabajos pueden realizarse de forma remota.

El trabajo remoto también presenta ventajas financieras para las empresas. Reducir costos operativos, como el alquiler de oficinas, permite reinvertir en talento y crear un entorno laboral más atractivo. Todo esto forma parte del salario emocional, que prioriza aspectos como el tiempo con la familia y la autonomía. Los trabajadores de hoy ya no solo buscan salarios justos, sino que también valoran su calidad de vida, y es vital que las empresas lo reconozcan.

En conclusión, el regreso a un modelo de trabajo exclusivamente presencial ignora las lecciones aprendidas en los últimos tres años y pone en riesgo la satisfacción de los empleados. Encontrar un equilibrio que beneficie a empresas y trabajadores es crucial. Si queremos un futuro donde productividad y calidad de vida vayan de la mano, debemos abrazar el teletrabajo y adaptarnos a esta nueva realidad laboral. Las empresas que lo hagan no solo sobrevivirán, sino que prosperarán en este entorno cambiante.

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