A finales del año que pasó se llevó a cabo la 27° reunión anual de los Líderes de APEC, bloque que congrega a 21 economías de ambos lados del Pacífico y que es considerada como la región más dinámica del mundo. Desde la creación del foro en 1989, este bloque ha visto crecer su PIB en más del doble, alcanzando los US$ 46,9 billones a 2018 e incrementar su ingreso per cápita promedio en 74% durante el mismo periodo. Estos avances han permitido una significativa reducción de la pobreza, mejoras en la calidad de vida de sus ciudadanos y una creciente clase media[1]. La visión de APEC, pese a ser un foro no vinculante, es lograr un Área de Libre Comercio del Asia – Pacífico (FTAAP, por sus siglas en inglés) donde exista libre circulación de personas, bienes y capital.
Dicho objetivo fue trazado por primera vez en 1994 en las “metas de Bogor”, cuando los Líderes del APEC, como se conoce a los jefes de gobierno de las economías miembro, se reunieron en la ciudad del mismo nombre y anunciaron esta ambiciosa meta para “no más allá de 2020”. Lamentablemente, aunque hubo avances, como la caída del arancel promedio a 5%, el ímpetu no fue el suficiente para cumplir los objetivos. De hecho, desde 2017 y con un Estados Unidos bajo la administración Trump, el proceso parecía más cerca de retroceder lo avanzado que a destrabar los últimos tramos hacia una total integración. Dicha situación llevó a una reformulación de los objetivos y la visión de APEC, entendiendo que, más de dos décadas después del documento de Bogor, el mundo es un lugar distinto y las prioridades cambian.
De esta manera, durante la última Cumbre de Líderes, APEC aprobó su visión 2040 que es la segunda hoja de ruta que recoge la agenda pendiente pero también incluye prioridades del nuevo milenio como son el énfasis en la sostenibilidad y la digitalización. La consecución del FTAAP sigue siendo una prioridad, aunque se resalta que se utilizará un enfoque centrado en los mercados y que se apoye en las iniciativas de integración regional; conocidas como building blocks en el argot del foro. En este sentido, APEC reconoce como tales a tres principales iniciativas: i) La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), ii) el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y iii) la Alianza del Pacífico. Sin embargo, pese que al parecer hay varios caminos hacia el FTAAP y APEC parece estarse dando una segunda oportunidad, los retos aún son grandes.
Por un lado, el RCEP recientemente suscrito se perfila como el acuerdo comercial más grande del mundo, representando el 30% del PIB global y un tercio de la población mundial. Sin embargo, no es un compromiso hacia la liberalización total del comercio con listas de desgravación diferenciadas negociadas entre las partes. Por otro lado, el CPTPP representa una incógnita aún más grande, siendo un acuerdo que fue suscrito en 2017 pero que cuatro de sus 11 integrantes (Brunei, Chile, Malasia y Perú) aún no ratifican. De igual forma, aún no se decide qué sucederá con este acuerdo o el TPP – que fuera el documento base – si es que el próximo gobierno de Estados Unidos decidiera reincorporarse como parte de una nueva política exterior. Finalmente, la Alianza del Pacífico, que llamó la atención por su rápido progreso durante los primeros años, ha entrado en una etapa muy difícil de entrampamiento con un nuevo gobierno de México que busca cambiar acuerdos previos y una postura más conservadora del lado colombiano. Esto, sumado a los grandes retos sociales y políticos que atraviesan Chile y Perú.
Sin duda alguna, la reformulación del APEC son buenas noticias en el largo plazo, pero existen desafíos importantes que son inmediatos. Los gobiernos y el sector privado deben agradecer esta segunda llamada y aprovecharla pues, a diferencia del teatro, probablemente no habrá una tercera.
1: Fuente: APEC Secretariat