El pasado lunes 24 de agosto fuimos testigos de cómo la bolsa de Estados Unidos, medida por el índice S&P 500, quebró su récord histórico, generando una recuperación desde el mínimo alcanzado el 23 de marzo pasado, equivalente a un 50%. De esta forma, altamente dislocado de la difícil realidad económica y sanitaria que aqueja a las economías globales y a diferentes países en general, es natural y razonable cuestionarse si esta tendencia tiene más empuje o si, por el contrario, no será ya el momento de reducir riesgos y tomar utilidades.
Comúnmente, estas respuestas son buscadas en el análisis de indicadores técnicos o fundamentales. Sin embargo, predecir el comportamiento de cualquier mercado puede ser mucho más complejo de lo que se cree, incluso para los analistas financieros más reputados. La recomendación entonces es válida tanto para los expertos como para personas inexpertas: seguir el análisis de los indicadores financieros no siempre es el mejor camino para la toma de decisiones de inversión, ya que en el pasado no han mostrado ser los mejores predictores de las direcciones que siguen las bolsas.
En este sentido, un elemento sumamente interesante es observar la historia de la bolsa de Estados Unidos como una solución más efectiva y certera, ya que entrega un panorama más completo y con una mirada más a largo plazo. De esta manera, nos encontramos frente a una opción de análisis que nos entrega mejores conclusiones. Dicho lo anterior, si uno mira la historia bursátil norteamericana desde la década de 1920, la bolsa ha batido su récord en múltiples ocasiones. De hecho, lo hace una vez cada 29 días, en promedio una vez al mes. Adicionalmente, las acciones tienden a subir apoyadas por la creatividad humana, que permite generar valor de manera constante a través de la producción de nuevos servicios, productos innovadores o tecnologías disruptivas. Este índice es fiel reflejo de eso.
Así también, la experiencia nos ha demostrado a lo largo del tiempo que, en general, invertir en un día récord no es señal de mala rentabilidad. Así pues, quienes han comprado acciones en el día en que se rompió un récord bursátil, han rentado en promedio un 8,1% en un año plazo, mientras que aquellas personas que entraron en el resto de los días han rentado en promedio un 7,6% en un año.
En los últimos 10 años hemos escuchado a múltiples expertos predecir un colapso de las bolsas, pero fuera de la fuerte y rápida corrección bursátil que presenciamos en marzo pasado, producto de la pandemia del Coronavirus, aún no hemos sido testigos de esta situación. Al respecto, si de algo podemos tener seguridad, y la historia así lo confirma, es que los mercados siempre se han recuperado, a veces en unos pocos meses o en ocasiones en plazos que pueden variar entre tres a cinco años, pero siempre lo hacen.
Si queremos preguntarnos si es una buena opción invertir o no invertir en tiempos de récords, una buena recomendación es no intentar adivinar el futuro o sacar conclusiones apresuradas de lo que vemos en las noticias. Lo importante es mirar hacia atrás y entender el comportamiento de la historia como un reflejo de que no existen señales que ayuden a predecir o anticipar lo que puede pasar con los mercados. Por esto, el mejor consejo que se puede entregar en estos tiempos inciertos es seguir siendo ser responsable con las decisiones, invertir periódicamente y tener paciencia, porque los mercados terminan siempre siguiendo la misma dirección: al alza.