La tecnología, la urgencia de un mundo ambientalmente más limpio y socialmente más inclusivo, junto a la nueva cultura juvenil de los llamados "milénicos" y aquellos que le siguen conocidos como generazión Z, están influenciando los empleos de una manera sin precedentes. Ser indiferente a esto es imposible.
Ya en los años 90 el profesor Jeremy Rifkin, autor del libro "El fin del Trabajo", exponía que en los siguientes 20 años habría un cambio fundamental en la forma que se oferta y demanda empleo. Describía tres grandes cambios, entre otros: el crecimiento del empleo independiente, la automatización y sustitución de empleos de trabajo repetitivo, y el surgimiento del sector social como nuevo demandante relevante de talentos.
A pesar de las críticas, Rifkin no estuvo lejos de lo que ha sucedido, ya que los jóvenes de hoy son menos leales al trabajo fijo por largo tiempo; la automatización ha ido reemplazando mano de obra por robots o algoritmos, tanto en la industria, el comercio o en los servicios; y el sector social ha irrumpido en los últimos años por su atractivo propósito de salvar o al menos mejorar el mundo.
Más fuerzas impulsoras
Hoy día, la industria 4.0 y la automatización, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, las nuevas carreras que demanda la era digital, como científicos de datos y especialistas más sofisticados en el mundo de la genética; la urgencia de aumentar la productividad en la producción de alimentos; el nuevo enfoque en la medicina predictiva y preventiva; el envejecimiento de la población; provocan un cambio fundamental en la demanda y oferta de empleo, cambiando los paradigmas.
A lo anterior hay que agregar que los sistemas de pensiones, como los conocemos hoy, sobre todo en países latinoamericanos, no son sostenibles, y requerirán, guste o no, jubilaciones más tardías, reduciendo la disponibilidad de puestos de trabajo a los más jóvenes, si no se mejora el nivel de crecimiento e innovación de las economías.
El caso español, como botón de muestra
En España, según un estudio de Manpower, en los próximos diez años se generarán alrededor de 2,6 millones de empleos nuevos, y sólo en 2023 se recuperarán los puestos perdidos por la crisis. En este proceso, el grupo que más participa (88%) es el de los trabajadores calificados, mientras que la gran mayoría de los nuevos puestos de trabajo serán para personas entre 50 y 66 años, y el 40% de estos empleos serán liderados por el sector servicios, industria y comercio.
Lo anterior explica la enorme pérdida de empleo por la crisis anterior, el envejecimiento de la población y la absorción de los nuevos empleos por este segmento de personas, la problemática del desempleo de los jóvenes, así como la preferencia por personas preparadas con grados de estudio, lo que es buena noticia para las instituciones educativas.
Actualización educativa y flexibilización laboral
Estas tendencias exigen dar espacio a una mayor flexibilización laboral, ya que las nuevas generaciones y los hasta ahora excluidos de un empleo, la necesitan más allá del apego de los que se resisten al cambio, a pesar de que este no será radical ni amenaza las condiciones de los empleos actuales. En esto hay países que han avanzado más que otros, pero en Latinoamérica hay algunos como Ecuador que se han quedado pegados a esquemas laborales inflexibles, que evitan una mayor inclusividad y eficiencia en el mercado laboral, limitando el anhelo de millones de personas de poder acceder a un trabajo formal por horas.
Colegios, institutos técnicos e universidades también deben prestar más atención a estos cambios para responder a la expectativa de docentes, métodos, ambientes y diseño de carreras más actualizadas, interactivas, globalizadas, flexibles, pragmáticas y ojalá algo personalizadas.
Los métodos mas interactivos y pragmáticos están demandando tipos de profesores muy distintos, como también nuevas plataformas, gracias al mejoramiento de internet y las comunicaciones de banda ancha más rápidas que benefician el estudio a distancia.
Ya se pueden encontrar universidades e instituciones técnicas 100% online, que aunque aún no tienen la misma percepción de calidad de las que imparten programas presenciales, se espera que en pocos años esta modalidad sea útil y eficiente para millones de personas. Incluso, las universidades más importantes del mundo se han abierto a ofrecer programas por internet, aunque aún prefieren los programas híbridos 50-50.
Desafíos adicionales
Según un informe reciente del Foro Económico Mundial, el 65% de los niños que entraron este año a la escuela trabajarán en empleos y áreas que hoy no existen, por lo que el desafío está bastante claro. Por otro lado, según un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los llamados "ninis", o jóvenes que ni estudian ni trabajan, han llegado en Latinoamérica a la cifra de 20 millones de personas, con un fuerte crecimiento en los últimos años. Además, el paro de jóvenes varones, según este informe, es uno de los principales factores de delincuencia y crímenes en los países.
Ofrecer trabajos a los niños de hoy, cuando lleguen a la edad activa y productiva, requiere de que las instituciones se adapten a la evolución de la ciencia, las tecnologías, los requerimientos de las empresas en sus diversas disciplinas y a los mercados laborales. La reducción del abandono escolar o de estudios tiene desafíos adicionales, como lograr esquemas de estudios más cortos y pragmáticos que desincentiven el abandono.
Conclusión
El empleo cada vez es más dinámico en su contenido, dada la velocidad de cambio en las tecnologías y las ciencias, por lo que gobiernos, empresas e instituciones educativas deben fortalecer sus vasos comunicantes para ir al mismo ritmo, y ojalá anticipándose. Por otro lado, los esquemas laborales deben flexibilizarse lo máximo posible, para adaptarse rápida y eficientemente tanto a los requerimientos de la demanda, como de la oferta para ser más inclusivos y atractivos para la inversión.