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El gesto de Chile a Perú: la entrega de la presidencia de la Alianza del Pacífico
Mié, 16/08/2023 - 09:29

Carlos Escaffi

Perú: cuando los emprendedores se hacen notar
Carlos Escaffi

Fundador de Relaxiona Internacional y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

En buena hora, Perú ya tiene fecha para ejercer con plenitud la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico. Esta iniciativa económica y de desarrollo entre cuatro naciones de América Latina: Chile, Colombia, México y Perú, que siempre tuvo como fin convertirse en el eje de una nueva forma de hacer negocios en el continente, con miras al Asia Pacífico, particularmente, con la legítima aspiración de posicionarse en un sólido proveedor de bienes y servicios, y, por cierto, hacerles el contrapeso a otros bloques comerciales.

El espíritu que motivaba este bloque comercial, el cual fue promovido inicialmente por Perú con el nombre del Arco del Pacifico, siempre fue la articulación y el diálogo directo entre sus propios jefes de Estado, sumado, por cierto, a alentar la integración regional, así como un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad entre sus miembros. Por tanto, el haber caído en posturas ideologizadas de haber dilatado injustificadamente la entrega de la referida presidencia al Gobierno del Perú no resiste análisis.

Sin embargo, el sol del pacífico volvió a brillar, y en este caso lo hizo desde Chile, a través del canciller Alberto van Klaveren Stork, quien, ejerciendo el procedimiento de los Buenos Oficios, puso fin a esta innecesaria postura, señalando que Chile, en un gesto de hermandad, recibía en una ceremonia muy sobria, la presidencia pro tempore del referido bloque regional por un mes, para luego, entregársela al Perú indefectiblemente el 1 de agosto del año en curso, constatando así, una vez más, la madura y robusta relación bicentenaria entre Chile y Perú.  

Así las cosas, nunca demás recordar, que las políticas de Estado deben imponerse ante cualquier tipo de tentación ideológica propia de la administración de turno. No hay espacios en política exterior para gustos personales o posturas anacrónicas revisionistas, refundacionales o, peor aún, aquellas que colisionan el principio de No Intervención contemplado en el Derecho Internacional, el mismo que consiste en que ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho a intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro.

Bien por Perú y por el futuro del citado bloque, aunque el viento no necesariamente esté plenamente a favor.

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