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El gran reinicio en Ecuador
Mar, 20/04/2021 - 09:09

Roberto Salas Guzmán

Un nuevo enfoque gerencial
Roberto Salas Guzmán

Roberto Salas Guzmán es ecuatoriano, economista de la Universidad Católica de Guayaquil. Posee un MBA de ESADE (España) y de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile). Así como estudios de gerencia en Kellog Business School de la Northwestern University y en Wharton Business School de la University of Pennsylvania. Es ex CEO de Masisa SA, fundador de Sustainable Management Iniciative, director de empresas, columnista y expositor.

Ecuador tiene la oportunidad de un gran reinicio basado en un nuevo modelo de desarrollo económico, social y cultural promovido por el presidente electo Guillermo Lasso. Al estilo del cambio post pandemia que el Foro Económico Mundial promovió para el planeta en Davos 2021, título que adopto hoy para Ecuador, se abre una oportunidad de un giro relevante para un país dolarizado, que venia sumergido en recesión y déficit fiscal crónico pero con enormes oportunidades y potencial en la agroindustria, minería, turismo e infraestructura, entre otras.

Contexto

El contexto y punto de partida para este proceso no es fácil: No hay medicina que alcance sin salud adecuada en la población, por lo que aún hay crisis hospitalarias en varias ciudades por insuficiencias en el proceso de vacunación masiva, que tal vez será necesario repetirla varias veces por la eficacia de las vacunas y la mutación del virus. 

Por otro lado, los esperados coletazos económicos a nivel global por las grandes emisiones de dinero en países desarrollados que han bajado las tasas de interés, lo que ha inflado los precios de activos sobre todo financieros, acciones y commodities, lo que se revertirá en un futuro no muy lejano perjudicando a economías endeudadas o muy dependientes de exportar materias primas básicas.

Decisiones

El reinicio involucra decisiones a los problemas prioritarios como la inmunización de la población de forma justa y eficiente, la crisis de valores reflejada en los niveles de corrupción, y la recuperación económica inclusiva y responsable.

Ya se han dado muchas recetas, y los tres habilitadores más importantes son casi lógicos de mencionar pero difíciles de conseguir: refundar los valores compartidos, crear sentido de unidad, y establecer una práctica de colaboración.  A través de estos elementos sería posible obtener la fluidez que requieren los consensos políticos y sociales, sensibilizando en los líderes de los sectores relevantes el sentido de co-responsabilidad y empatía, para así crear los niveles de confianza y colaboración para las reformas indispensables que impacten la productividad y competitividad, el equilibrio fiscal, y mejorar la institucionalidad.

Cuando el sentido común es insuficiente

¿Por qué es tan difícil implementar algo que parece de sentido común?  Por la sencilla razón que los detractores son muy poderosos, como los egos, el sectarismo, la corrupción y sus mafias. Estos frenan la posibilidad de hacer lo correcto incluso en personas de buena voluntad que en el debido momento no logran vencerlos por debilidades propias o de la pobre institucionalidad del sistema.

Por eso es fundamental generar fortalezas en los liderazgos a través de diálogos y encuentros de generación de confianza entre la diversidad de políticos, gobernantes, empresarios, sociedad civil e instituciones internacionales. Estos espacios promovidos por la sociedad civil tendrían más credibilidad y convocatoria.

Logros tempranos

La confianza se otorga cuando se la merece. Por eso es importante obtener logros tempranos en temas como la vacunación, el ambiente propicio para invertir, la seguridad, creando así mejores posibilidades de diálogos que definan valores comunes y objetivos rotativos y secuenciales que unan voluntades a través de la colaboración extrema, es decir, anónima y masiva en la misma dirección.

Entre los valores resaltaría la co-responsabilidad, transparencia, respeto, equidad e integridad, principalmente. Y entre los primeros objetivos, priorizaría consolidar un sistema de vacunación eficiente que logre inocular a toda la población objetivo en pocos meses, junto con un consenso político y social para las principales reformas necesarias, como la fiscal, laboral, y política.

Conclusión

Este reinicio sobrepasa la capacidad y buena voluntad de un presidente y su equipo, es tarea de todos los ecuatorianos, o la mayoría de ellos, con diversos roles pero un propósito común: Mejorar el país de manera creíble que sustente un modelo que logre ser percibido por la población como exitoso y que pueda ser duradero.