Sin duda alguna, la bancarización o inclusión financiera es una de las tareas pendientes que tiene nuestro país. Aspectos como la accesibilidad de los servicios financieros y la educación o cultura financiera, son ingredientes que juegan un papel importante para alcanzar este gran objetivo que permite un desarrollo sostenido.
Según la última encuesta Global Findex 2021 del Banco Mundial que se publicó el año pasado, el 71% de la población de los países en desarrollo tienen una cuenta financiera, y en Perú este mismo indicador es de 57%. Asimismo, el índice de bancarización de la población de 18 a 70 años de Perú Urbano realizado en el mismo año por Ipsos asciende a 52%.
De otro lado, el 46% de la población peruana cuenta con un nivel medio de educación financiera, pero aún hay un 41% que carece de capacidades financieras, según la tercera Encuesta Nacional de Capacidades Financieras, desarrollada por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP del Perú (SBS) y la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, presentada recientemente en la Semana Mundial del Ahorro del presente año 2023.
La encuesta identifica también el nivel de conocimiento, uso y elección de los servicios financieros. La cuenta de ahorro fue el producto financiero más conocido por los peruanos (69% de los adultos), seguido por las billeteras móviles (50%) y la tarjeta de crédito (49%).
Asimismo, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) durante el primer trimestre de 2022, el nivel de bancarización a nivel nacional fue de 53,2%, es decir, que de la población mayor de 18 años este porcentaje accedió a algún servicio financiero. Así, respecto al periodo pre pandemia, se vio un crecimiento de 11 puntos porcentuales (pp), ya que en el 2019 la bancarización solo alcanzaba al 42,2% de la población adulta.
Si bien todos estos estudios o informes han demostrado, en el tiempo, que hemos avanzado en algunos indicadores de bancarización, aún es insuficiente y presenta importantes desafíos en cuanto al aspecto tecnológico. Pese a ello, es importante mencionar que la penetración de la telefonía móvil ha aumentado, con un Perú con más de 43 millones de líneas móviles activas, al cierre de 2021, según informó el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel), una cifra relevante, sobre todo si pensamos en el potencial que representa el universo de celulares activos, entendidos como herramientas de inclusión financiera e introducción de medios de pago digitales.
Si bien, la pandemia de COVID-19, retrasó muchos de los avances, de los últimos tres años, en el ámbito de la inclusión financiera fuimos testigos de que actuó como un catalizador, impulsando un aumento de los pagos digitales en medio de la expansión mundial de los servicios financieros, y Perú no fue la excepción.
En efecto, la pandemia marcó un antes y un después en el desarrollo de la digitalización de los pagos. Entre 2015 y diciembre de 2022, se quintuplicó el número de transacciones digitales, alcanzando alrededor de 174 operaciones por persona en el año, según el Banco Central de Reserva del Perú. Sin embargo, aún existen algunas entidades bancarias, financieras, cajas municipales y rurales que no trabajan con billeteras virtuales.
Si bien las fintech han jugado un papel preponderante en la inclusión financiera, toca desarrollar sinergias entre las fintech y los distintos mercados públicos y privados de todas las industrias para contribuir con el desarrollo del país, mayor inclusión financiera, menor desigualdad, en el ámbito de la bancarización, pagos digitales, cambio de divisas, educación financiera y alternativas de financiamiento, de inversiones, etc.
Hoy, vemos qué al avanzar al interior del país, hay mucho por hacer, pues el nivel de bancarización cae significativamente. Asimismo, según los datos de Global Findex 2021, solo el 15% de la población dice ahorrar en una institución financiera. En todo este contexto, también existe un gran reto respecto a los canales de atención: todavía hay limitaciones en temas de infraestructura y de Internet, que permitan el acceso a los servicios financieros digitales. Y, existen muchas zonas que solo opera el Banco de la Nación del Perú, como única oferta financiera y en muchas otras zonas ni eso.
La inclusión financiera o bancarización en el país sigue siendo un gran reto para nuestra sociedad, en su conjunto, no sólo para consolidar el desarrollo bancario o financiero, sino como un mecanismo o instrumento que busque la reducción de la pobreza que tanto afecta a nuestro país. Y es aquí, en donde las fintechs pueden participar y apoyar este proceso de inclusión, llegando a aquellas personas y lugares a los que los actores tradicionales no llegan, permitiendo facilitar el desarrollo de negocios, emprendedores y comercios, de los peruanos y del país como un todo.