El éxito de una empresa no depende únicamente de su gestión operativa, sino también de la sólida estructura de gobernanza que se construye a través del directorio. En el Perú, donde la mayoría de las empresas son familiares, (el 80% de las empresas lo son y su participación en el empleo alcanza entre el 60% y 70%, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo-BID) el debate sobre la existencia o no de un directorio, su composición óptima y los riesgos que enfrenta se ha intensificado en los últimos años.
La composición del directorio: Independientes vs. Familiares
Un directorio formado exclusivamente por miembros de la familia podría tener la ventaja de una mayor alineación de intereses (especialmente cuando no hay conflicto entre las familias accionistas) y un profundo conocimiento del negocio, pero también presenta riesgos importantes, como la falta de objetividad y la resistencia a adoptar cambios necesarios que respondan a la nueva realidad de negocios.
Por otro lado, los directorios compuestos solo por directores independientes aportan una visión fresca y objetiva, con expertos externos que pueden desafiar el statu quo. Sin embargo, la falta de un vínculo emocional con la empresa puede hacer que se pierda la cultura, la esencia que le ha permitido prosperar a lo largo de los años.
El balance ideal parecería estar en una combinación de directores independientes y familiares, donde la experiencia de los primeros se complementa con la pasión y el conocimiento profundo de los segundos. Esta combinación permitiría que las empresas mantengan su identidad mientras se abren a perspectivas externas que faciliten la toma de decisiones más equilibrada y estratégicamente sólida.
Los riesgos en los directorios y cómo mitigarlos
Uno de los principales riesgos que enfrentan los directorios, independientemente de su composición, es el conflicto de intereses. En directorios familiares, es común que las emociones o lazos personales afecten la objetividad en las decisiones, lo que puede derivar en acciones que priorizan los intereses de la familia sobre los de la empresa. Para mitigar este riesgo, es crucial la implementación de normas claras de gobernanza y la creación de comités especializados, como los de auditoría o riesgos, que garanticen decisiones alineadas con los objetivos a largo plazo de la compañía.
Otro riesgo que frecuentemente enfrentan los directorios es que pierdan su rol estratégico y de control, cayendo en el micromanagement, lo que no solo socava la autoridad del equipo ejecutivo, sino que también distrae al directorio de sus funciones primordiales: supervisar la estrategia a largo plazo y monitorear el cumplimiento de los objetivos generales de la empresa. Ante esto es fundamental establecer un protocolo claro que defina roles y límites entre el directorio y la alta gerencia.
Además, los directorios deben enfrentarse a riesgos reputacionales. En un mercado donde la confianza es clave, cualquier decisión equivocada puede afectar gravemente la imagen de la empresa. Para mitigar este riesgo, es fundamental que el directorio cuente con directores independientes que puedan actuar como contrapeso a las decisiones más arriesgadas o potencialmente perjudiciales para la reputación de la compañía.
Conclusión
Buena parte del éxito de las empresas peruanas en el contexto actual depende en gran medida de la calidad de su gobierno corporativo, y el directorio es su piedra angular. La combinación de directores familiares e independientes parece ser la fórmula más efectiva para lograr un equilibrio entre la tradición y la innovación, garantizando una gestión objetiva y orientada al futuro. Al adoptar un enfoque mixto, las empresas pueden mitigar los riesgos inherentes a la toma de decisiones, proteger su reputación y asegurar su crecimiento sostenible en el competitivo mercado peruano.