El corporate venture capital (CVC) está ganando terreno en Chile como mecanismo de innovación, donde grandes corporaciones lo están adoptando para acceder a innovaciones disruptivas mediante el financiamiento a startups.
Las preferencias de inversión en los CVC locales están muy alineadas con las tendencias globales disruptivas y los sectores en los que operan sus empresas matrices, lo que muestra una “sintonía” entre la necesidad de innovar pero sin desviar las necesidades propias del negocio.
De acá se desprende una característica fundamental de los CVC, que es tener foco en el calce estratégico: que tenga sentido la apuesta en innovación con las verticales del negocio, con mirada futura, pero sin perderse en el camino.
El modelo de CVC se basa en que por un lado las empresas brindan a las startups oportunidades de crecimiento y expansión rápidas y eficientes: facilitando acceso a capital adicional, espacios de validación, bases de clientes establecidos, redes de contacto, asesoramiento constante y de valor acorde a la etapa de desarrollo, entre otros recursos.
Por otro lado, las startups se comprometen a crecer a cierto ritmo aprovechando tales recursos, lo que requiere adaptarse a las estructuras y procesos más formales de las grandes empresas, pero manteniendo la agilidad e innovación propia de una startup en la que los fundadores tienen un rol fundamental.
Si lo vemos de esta forma pareciera ser una relación bastante vertical, y en la contraposición de lo antiguo v/s lo moderno, lo que funciona v/s la apuesta y enfrentando un clima actual digamos adverso para fomento de la inversión privada.
Cierto o no, la invitación desde el mundo emprendedor es el enfoque en las sinergias, en la exploración rápida en nuevos segmentos y mercados, en el poner a disposición a talento y fomentar una cultura innovadora en la empresa, lo que mejora la capacidad de adaptabilidad y enfrentar a nuevos retos a los equipos de trabajo, creando externalidades positivas al interior del negocio más allá del retorno de la inversión.
Potencial que desde la empresa se visibiliza en que el 23% de las rondas de financiamiento en startups en 2021 incluyeron participación de CVCs de acuerdo a CB Insights.
Es aquí donde generar espacios de networking entre corporativos y startups se ha vuelto catalizador para generar conexiones y cerrar brechas entre ambos. Rol en particular tomado desde aceleradoras, hubs y asociaciones que ponen a disposición equipos de trabajo que permitan facilitar la interacción entre ambos, desde el acompañamiento en crear estructuras aptas y generar una cultura que facilite la colaboración estratégica antes de cualquier KPI.
Si bien queda mucho por hacer en cuanto a inversión privada en innovación, hasta ahora hemos visto que el CVC en Chile invierte dentro del país, tiene un comportamiento que busca balancear lo estratégico y el retorno financiero para las compañías, buscando así ser sostenibles en el largo plazo y desarrollar una conexión genuina con las startups en las que invierten, lo que nos deja una sensación optimista en seguir viendo resultados de este modelo en el mediano plazo.