Para la escuela austriaca una de principales labores del economista es buscar la verdad, desenmascarando errores y falacias enraizadas en la mente colectiva. En búsqueda de ese importante objetivo, quiero comentar algunos aspectos del libro Socialismo, de Ludwig Von Mises.
Para Von Mises una de las razones del éxito del socialismo marxista en el mundo, se debe a que promete satisfacer los resentimientos de mucha gente que anhela el descenso de aquellos que más han acumulado capital. El liberalismo clásico defiende exactamente lo contrario, afirmando que la situación de los individuos sólo puede mejorar gracias a la acumulación abundante de capital, en una sociedad fundamentada en la propiedad privada de los medios de producción. El socialismo promete en cambio, que sólo la socialización de los medios de producción puede procurar riqueza para todos, aunque al final del proceso sólo se observe miseria colectiva.
En la realidad, las ideas socialistas no se ven materializadas y se ha demostrado históricamente que el modelo no cumple sus promesas. El patrimonio de todos termina acumulado en manos del Estado, que siempre es administrado por una élite poderosa que somete a las mayorías, y tal como sucede en Venezuela en la actualidad, millones de personas sufren los excesos de un Estado desbordado, privados de propiedad y sin derecho a elegir sus destinos.
Para Von Mises, en la sociedad del capital donde predomina la propiedad privada de los medios de producción, predomina también la democracia de los consumidores, tal que el disponer y disfrutar de los beneficios de tener medios de producción depende de la renovación de los votos que hacen en el mercado los consumidores que demandan determinados bienes o servicios, de acuerdo a sus criterios autónomos de elección.
Pero el socialismo no tiene otro fin que hacer desaparecer la propiedad privada de los medios de producción, para transformarla en producción social. Von Mises nos descubre en su obra, que el pensamiento socialista no tendría asidero sin la connotación que tiene la propiedad privada en la sociedad donde prevalece la división del trabajo. Lamentablemente la idea de la propiedad social de los medios de producción sólo toma cuerpo después que la propiedad privada se afianza, incrementando la acumulación de capital, por lo que Von Mises afirma lógicamente que el socialismo es el resultado del liberalismo.
El sentido de propiedad es inherente a la naturaleza humana, por lo tanto la restricción que hace el Estado a la propiedad individual en el socialismo, le sustrae a éste una parte fundamental de su libertad. Como consecuencia, al no tener ninguna posibilidad de poseer en el sistema una acumulación de capital propia, los individuos pierden el impulso productivo y la motivación de trabajar; eso se demuestra en el hecho que la producción es más abundante en el sistema liberal que en el socialismo.
Otro aspecto fundamental que nos explica Von Mises en su obra, es la correlación entre democracia y liberalismo, pues no existe bienestar posible y realización plena de los individuos, si todos no son iguales ante la ley, aunque en la práctica el principio de igualdad esté condicionado por los talentos y capacidades de cada persona. El socialismo como modelo rémora de la sociedad del capital depende tanto del liberalismo como de la democracia para desarrollarse, tal como las células cancerígenas requieren de células sanas para expandirse. Para que el socialismo eche raíces en una sociedad, se sirve para llegar al poder de las instituciones democráticas, luego una vez instalado en el sistema, comienza a sustraer el derecho de elección económica y política de los ciudadanos, así como su propiedad, para acumularla en un Estado intervencionista.
Otro de los principios fundamentales de esta obra de Von Mises proviene de la concepción de la economía como ciencia de la acción racional, porque sólo ésta es aprehensible para el método científico. Von Mises afirma que la acción racional proviene del individuo, no del colectivo, por tanto el sistema productivo funciona mejor basado en los derechos ciudadanos, como ocurre donde prevalece el liberalismo, pero pierde racionalidad cuando se basa en una masa de personas que actúan sin razonar, impulsadas por el espíritu de un Estado todopoderoso, como ocurre cuando se instaura el modelo socialista puro.
En la economía de precios, el intercambio es viable gracias al signo monetario, que facilita las transacciones entre consumidores y empresas, tal que el cálculo económico sólo es posible gracias al cálculo monetario. Una economía sin moneda no es sostenible en una sociedad que genera valor basada en la división del trabajo. Von Mises nos demuestra que en el modelo socialista es imposible el cálculo económico por la desaparición del sistema de precios, por lo tanto, lo que no se mide en el mundo de la producción material, no se puede controlar y es como si no existiera.
El cálculo económico es imposible en el modelo socialista, porque al apostar a la desaparición de la economía mercado, y dinamitar el libre juego de la oferta y la demanda, se diluye el sistema de precios y por lo tanto pierde importancia la moneda como patrón de cambio y base para el cálculo económico. La imposibilidad del cálculo económico en el modelo socialista hace desaparecer en la práctica a la ciencia económica.
En Venezuela, las estadísticas económicas han dejado de ser importantes, porque el Estado está desdibujando la economía de mercado y su sistema de precios, así como la moneda como medio de cambio, situación que quedó clara en la última medida monetaria del gobierno, que redujo en tiempo récord la liquidez en aproximadamente 50%. Al transferir el derecho de elección y la propiedad privada de los individuos y las empresas hacia el Estado, así como vulnerar y condicionar el consumo, el mercado se ilegitima y con él la importancia del cálculo económico y de la ciencia económica. No quede duda alguna que en Venezuela está predominando un modelo socialista puro, con las mismas desastrosas consecuencias que se vivieron en el pasado en el mundo.