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El talento directivo en Latinoamérica requiere de las virtudes de Penélope y Odiseo
Jue, 13/05/2021 - 17:03

Rubén Figueiredo

El talento directivo en Latinoamérica requiere de las virtudes de Penélope y Odiseo
Rubén Figueiredo

Profesor titular del Área Comportamiento Humano en la Organización del IAE Business School de la Universidad Austral, Buenos Aires, Argentina. En la actualidad es director académico adjunto del Executive MBA.

¿Cómo está resultando la “Odisea” del viaje hacia la Nueva Normalidad? ¿Cómo viven esta particular situación los dirigentes de las organizaciones empresarias, arrojados a las inclemencias inesperadas de una fenomenal tormenta social?

Como aquellos míticos personajes, los actuales Odiseos y Penélopes, sufren las vicisitudes de la travesía: ¿Cuáles son hoy los nuevos Polifemos? ¿Qué cantos de sirena los distraen de lo esencial y les pueden hacer perder de vista el Norte? Finalmente, ¿hay esperanzas, cuando los embates despiadados parecen originarse en la voluntad de enfurecidos dioses?

CEO, gerentes generales y directivos de empresas de 11 países, compartieron sus vivencias y pronósticos respecto de la situación actual en la región, en el marco del Senior Leadership Summit Latam 2021, Retos de la Nueva Normalidad, organizado por ocho business school latinoamericanas.

Estos directivos gestionan empresas de distintas industrias, con grados de evolución también desiguales, y tienen operaciones en diversas geografías; sin embargo, encontraron que se enfrentan a desafíos similares en este viaje impensado. Esos retos tuvieron nuevos condimentos, que exigieron una rápida adaptación, en un escenario que irrumpió y para el cual no estaban preparados. La aparición imprevista de la pandemia con la consiguiente urgencia sanitaria aceleró la transformación digital que se encontraba en curso en sus organizaciones. Y con ello, imprimió velocidad a necesarios ajustes culturales, requirió de mayor foco en la dedicación del armado y compromiso de equipos e inversiones en tecnología e innovación.

Así y todo, las personas han demostrado una gran capacidad para acomodarse, de algún modo. Hubo cambios de hábitos, lo que permitió ensayar con bastante éxito algunas originales respuestas, impensadas pocos meses atrás. La gente fue capaz de aprender sobre la marcha, asumiendo riesgos y cuestionando el modo en que se venían haciendo las cosas. La experiencia dejó al descubierto que existen nuevos paradigmas y nuevas formas de hacer las cosas.

Pero… la situación se ha extendido más de lo que se presuponía. La batalla está resultando dura; los mares, procelosos, y las costas de la situación postpandémica no se avizoran con claridad. ¿Qué tan lejos se está de la llegada? ¿Qué encontrarán los viajeros cuando el desembarco se produzca en la nueva (y vieja) Ítaca, el nuevo (y viejo) hogar, llamado Nueva Normalidad?  

La travesía se está haciendo muy larga y está llevando a un estado de agotamiento a las tripulaciones de las naves-organizaciones. Luego de una etapa de euforia inicial y gran motivación, hoy se observa que la esperanza en mucha gente se desvanece con el correr de los meses y la ausencia de un horizonte claro respecto de la finalización de la pandemia. Se detectaron aumentos en el número de personas con trastornos de ansiedad y depresión; para muestra, un botón.

Los escenarios para los próximos meses presentan nubarrones y amenazas de tormenta: se estima que la incertidumbre que ya existía en el periodo previo al COVID, se mantendrá post COVID, con un aumento en la pobreza y consecuente incremento de la conflictividad social, ya presente −o larvada− en varios países.

Como en el viaje paradigmático, ¿habrá lugar también para confiar en que los dioses −en algún momento−intervendrán para torcer los vientos y hacerlos favorables? ¿Se puede descansar en que finalmente alguien cumplirá el rol de Palas Atenea, y socorrerá al necesitado? ¿Serán los Gobiernos quienes –ocupando ese rol− orienten el curso interviniendo de modo positivo, ante la pérdida de confianza, aumento de la incertidumbre y las posibles protestas sociales que pueden desbordarse? Preguntas sin respuestas, por ahora.

Es preciso que los directivos mantengan la misión y visión de generar bienestar y riqueza para sus comunidades. Que luchen por fortalecer todos los canales de comunicación disponibles a fin de sostener el clima de motivación imprescindible. Más que nunca, ante la desdicha habrá que anteponer la fidelidad a un proyecto, la esperanza y laboriosidad paciente de Penélope junto al coraje, la resiliencia, la creatividad y la astucia de Odiseo. Las nuevas viejas capacidades humanas, necesarias y útiles en todo tiempo, tanto más cuanto de adversidades se trata.