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Estados Unidos acompaña a México hacia 2021
Vie, 18/09/2020 - 08:54

Cristina Sánchez Saiz

Estados Unidos acompaña a México hacia 2021
Cristina Sánchez Saiz

Responsable del área de Research and Business Intelligence de Transactional Track Record para América Latina. 

En medio de la incertidumbre mundial que se ha apoderado del mercado transaccional a causa de la situación pandémica en la que nos encontramos, México resiste y consigue mantener su posición como la segunda mayor economía de América Latina con unos datos nada desdeñables, dadas las circunstancias, en cuestión de inversiones.

Si comparamos el volumen de transacciones de M&A registradas en el país en lo que va de 2020, observamos que, pese a la acechante crisis, este no dista en exceso de la cifra alcanzada el pasado año por estas fechas. Según datos registrados por Transactional Track Record (TTR), desde el inicio de 2019 hasta agosto, México había registrado 193 operaciones contabilizadas en el mercado de M&A. En el año actual, pese a haberse resentido inevitablemente la actividad inversora por influencia de la funesta COVID-19, el país anota 183 transacciones en este mismo periodo. Es decir, refleja una disminución de poco más del 10% en el volumen de operaciones.

La mayoría de estas transacciones registradas year to date en el país, son inversiones de origen extranjero. En concreto, estas representan cerca de un 43% del total de las operaciones sucedidas. Un dato que revela, tanto la postura aperturista de México hacia la inversión extranjera, como el enorme atractivo y potencial de su mercado, que seduce a propios y a extraños debido a su dimensión y características.

Asimismo, como viene ocurriendo históricamente, Estados Unidos se erige una vez más como el principal y más activo inversor en las sociedades mexicanas. Reflejado en cifras, del total de inversiones de origen extranjero recibidas, un 55% provienen de entidades estadounidenses. De hecho, si lo comparamos con el pasado ejercicio, en este mismo periodo en 2019, las inversiones estadounidenses representaban un 47% de las inversiones totales de origen extranjero. Datos que ponen de manifiesto que México continúa siendo uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos y que el interés de este último en el país latino no ha decaído en absoluto pese a los reveses de la economía desencadenados por la crisis sanitaria.

En términos sectoriales en México, el tecnológico, en particular el de internet, se posiciona como el sector preferido por las empresas norteamericanas para destinar sus inversiones. Si apostar por la innovación tecnológica y la digitalización de los servicios y procesos viene descubriéndose como la opción más atractiva para los inversores en los últimos años, cobra todavía más sentido que sea esta la elección en tiempos económicamente inciertos como los actuales. En ese aspecto, las empresas que operan a través de Internet suelen tener una menor necesidad de grandes inversiones, infraestructura o importantes volúmenes de producción, lo cual modera el riesgo de la inversión y favorece la confianza en su retorno.

Con la entrada en vigor el pasado 1 de julio del nuevo Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que promete a medio-largo plazo fortalecer las relaciones comerciales entre los países adheridos al acuerdo, incrementar la certidumbre del mercado, garantizar la protección de la propiedad intelectual y establecer unas condiciones más beneficiosas para los inversionistas en México, se prevé que en un transcurso normal de los acontecimientos, sin obviar el reto al que se enfrenta la economía mundial con las circunstancias extraordinarias en las que nos encontramos, Estados Unidos mantenga su posición de líder como principal inversor en las compañías mexicanas. Incluso, de resultar las nuevas medidas del T-MEC tan prometedoras como se presumen, podría incrementarse el volumen de negocio ocurrido entre ambos países del próximo ejercicio en adelante.

Valga decir que, aunque ya ha habido muestra de los frutos que podría dar el nuevo tratado comercial como ha sido el interés manifestado por ciertas sociedades estadounidenses en afianzar relaciones y aumentar sus inversiones en México, como fue el caso de Sempra Energy, el renovado T-MEC podría no ser cambio suficiente para eliminar muchos de los obstáculos que lastran el crecimiento de la economía del país. También sería indispensable realizar mayores esfuerzos en términos estructurales como una revisión de la política económica actual y del Estado de Derecho para lograr una transformación completa.

Además, pese a lo complejo que resulta realizar predicciones en el contexto actual, las modificaciones realizadas en el marco tecnológico, sector que concentra la mayoría de las inversiones de Estados Unidos en México, frente al antiguo TLCAN, podrían suponer un verdadero cambio.

En este sentido, las nuevas medidas, tales como facilitar el flujo de servicios digitales entre países fomentando un mayor acceso de los consumidores y usuarios de Estados Unidos y Canadá a la tecnología de origen mexicano, o favorecer la implementación de la tecnología en las pymes −empresas que según datos del INEGI son el motor de la economía del país−, permitirán vaticinar que aparecerán nuevas e interesantes oportunidades para las sociedades mexicanas en el próximo 2021.