En el mundo empresarial estamos viendo el crecimiento de los mensajes sobre las características ambientalmente amigables de los productos, ajenas en muchos casos a cualquier tipo de formalidad y certificación que lo garantice. Es lo que conocemos como greenwhasing.
Preocupa que esta mala praxis se haga extensiva también al sector financiero, ante el crecimiento exponencial del interés del mercado por colocar capital con criterios ASG, asociados a factores ambientales, sociales y de gobernanza. Los gestores de activos se han lanzado a una carrera por ofrecer fondos de esa naturaleza, y comienzan las controversias. Público y notorio ha sido el caso de Goldman Sachs Asset Management, que a finales del año pasado aceptó pagar a la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC) US$ 4 millones por comercializar dos fondos con criterios ASG en que no se aplicaron las metodologías de evaluación hasta dos años después del inicio de la comercialización. Previamente ya había sido sancionada por la propia SEC BNY Mellon Investment Adviser con US$ 1,5 millones.
Si bien la mala praxis en el sector financiero es más reciente porque también lo es el interés del mercado por esos productos, la regulación está siendo más rápida que el caso de las empresas de consumo, resguardando el riesgo que puede suponer para los inversionistas. La Unión Europea introdujo en 2021 el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenible (SFDR, por sus siglas en inglés), que mediante normas armonizadas requiere la transparencia sobre cómo se han integrado los criterios ASG en el desarrollo y aplicación de los productos financieros.
Destaca cómo los gestores tienen que clasificar sus fondos y el valor de su cartera que representan acorde a unas categorías definidas por el reglamento; bajo el Artículo 6 se recogen aquellas sin criterios ASG, el 8 aquellas con características ambientales y sociales y operados bajo buenas prácticas de gobernanza (light green) y el 9 cuando se persigue un objetivo de inversión sostenible (dark green). ¿Pero qué es un objetivo de inversión sostenible? Puede ser parte de los declarados en la taxonomía verde de la UE, o también otros verdes o sociales propios del fondo, pero tienen que ser explícitos y medibles, siendo la categoría más exigente. A la luz de la presión del mercado, calificadoras y otros actores, se están produciendo reclasificaciones de 9 a 8 y de 8 a 6; estudios en 2022 de ESG MainStreet Partners y Morningstar ya dan cuenta de la situación, y se han producido reclasificaciones en BlackRock y HSBC, entre otros.
En América Latina, se plantean ya movimientos en esa misma dirección. La Estrategia de la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) para enverdecer el sistema financiero, que tiene ya en el lanzamiento de la taxonomía verde en 2022 un hito destacable, seguirá con la creación de un ambiente propicio para la oferta de productos financieros con esos criterios pero resguardando la transparencia necesaria sobre los criterios utilizados.
Las taxonomías fungen por tanto como primer paso, para establecer los criterios comunes de las actividades que se consideran verdes o sociales. México publicaba en marzo la suya, pionera por incorporar criterios sociales, especialmente relacionados con igualdad de género. Otros países como Chile, Perú y Rep. Dominicana se encuentran desarrollando sus propias taxonomías verdes, y también se están dando iniciativas supranacionales, como el proyecto de taxonomía verde de Centroamérica, que cuenta con el respaldo de IFC y otros bancos de desarrollo, y la participación ya de Ecuador, Colombia, República Dominicana y Panamá.
La polarización política en Estados Unidos con movimientos contrarios a ASG, la mala praxis de algunas entidades y la desconfianza que se va instalando en las características ASG de los productos financieros, ni que decir de las prácticas sostenibles de las empresas en que se invierte, no hacen sino aumentar la necesidad de este tipo de regulaciones. De igual manera, ante la naturaleza global de los flujos de capital, se requiere también de la coordinación de los esfuerzos y regulaciones.