Durante las últimas semanas en la Comisión de Salud del Senado tanto el Ministro de Salud, Enrique Paris, como los senadores Carolina Goic y Rabindranath Quinteros señalaron que la Ley de Fármacos II es prioridad. Y aunque, a la fecha no se le ha hecho presente ninguna urgencia por parte del Ejecutivo, como miembro de la industria farmacéutica estimamos que es fundamental que cualquier cambio debe tener en cuenta los incentivos para mantener la inversión en innovación y tecnología en la industria.
El sector salud en pandemia –que incluye a laboratorios y farmacias– demostró que las alianzas público-privado pueden con buenos diseños regulatorios y fiscalización, proveer bienes sociales como es la salud, lo cual tiene un impacto social que ingresa a cada unidad familiar. Esto ha cobrado mayor relevancia, no solo por la crisis sanitaria debido a la pandemia, sino por las características y diseño del sistema de salud chileno que permite estas sinergias.
Actores políticos y relevantes de la industria destacan el alto costo que tienen en Chile los remedios. Todos coinciden en el diagnóstico que la proporción que tienen los fármacos en el gasto de bolsillo en las familias chilenas es superior al nivel mundial y latinoamericano. No cabe duda que será un tema prioritario del próximo Presidente y del parlamento.
En ese contexto, recordar que existen actualmente 14 iniciativas legislativas en el Congreso chileno que buscan regular el mercado farmacológico o normar directa e indirectamente a esta industria, y su comercialización, aunque solo tres de ellas presentan movimientos en su tramitación. Eso obliga a que exista un esfuerzo legislativo de unificar en una gran iniciativa parte de estos cambios.
Uno de los proyectos en discusión más relevantes es el proyecto que modifica el Código Sanitario para regular los medicamentos bioequivalentes genéricos y evitar la integración vertical de laboratorios y farmacias (denominado Ley de Fármacos II). El proyecto tiene como antecedente la Ley de Fármacos I, de 2013, que establecía una Política Nacional de Bioequivalencia; y, estableció la venta de medicamentos en góndolas y fraccionamiento de envases, entre otros. Sin embargo, esta ley fue rápidamente considerada insuficiente.
Nuestra empresa respeta irrestrictamente las normas legales establecidas por los legisladores de los diferentes países en donde GenommaLab tiene presencia y apoyamos la iniciativa que regula este mercado ya que entendemos que los medicamentos son un bien esencial para la población, por lo tanto, nuestro compromiso es poder llegar a los consumidores y pacientes con productos de calidad, eficacia y seguridad a precios accesibles. Esperamos que esta ley permita avanzar en acceso y educación acerca del consumo responsable de medicamentos. De hecho, creemos que va en la línea correcta con los incentivos adecuados para cumplir con los incentivos propuestos por el regulador.
Iniciativas de este tipo son positivas por el impacto social que podrían tener, pero se debe velar también por mantener la capacidad de innovación y tecnología de los laboratorios, por eso cualquier modificación debe evitar que la industria pierda la capacidad de investigación, innovación y desarrollo.
Sin embargo, un aspecto que preocupa son las restricciones en homologación de empaque con otros países de alta vigilancia sanitaria en la región. Ante la pandemia, las cadenas de producción y suministro globales se han visto fuertemente afectadas, en este contexto, la necesidad de manejar empaques diferenciados para Chile genera un incremento de costos en la cadena productiva así como una limitante para la innovación. Por otra parte un segundo aspecto que consideramos crítico a resolver es el acceso a información sobre los medicamentos de venta libre (OTC) ya que la Ley de Fármacos II plantea una prohibición a la publicidad que hoy permite informar adecuada y oportunamente sobre los beneficios de los medicamentos OTC a través de un sistema de aprobación vía el Instituto de Salud Publica ISP. Ambos aspectos han sido prioritarios en la agenda de la industria a través de la Cámara de Medicamentos de Venta Directa (CAMEVED) para continuar invirtiendo en innovación, acceso, educación e información para los pacientes.