2021 no es un año cualquiera para Perú, y es que serán cuatro hechos los que determinarán el acontecer nacional de los peruanos. El primero de ellos, el Bicentenario de la Republica, el 28 de julio del siguiente año, Perú cumplirá 200 años de vida republicana; el segundo, un año electoral, y en la fecha antes citada, asumirá el siguiente presidente de la República para 2021 – 2026; el tercer hecho, la lucha contra el COVID y la permanente búsqueda del equilibrio: salud y economía; y el cuarto hecho, la tan ansiada paz social y sobre todo gobernabilidad en Lima y provincias.
Si bien los 200 años de vida republicana marcan un hito histórico importante en el acontecer de la República, también será relevante, más allá de las obras emblemáticas que se presenten, junto a las importantes ceremonias, evaluar en qué condiciones Perú llega a su Bicentenario.
Y es que sin lugar a dudas, 2021 que arribará no será un año fácil para la actual administración que lidera el presidente Sagasti, pues deberá enfrentar un calendario electoral para elecciones generales, que ya cuenta con 22 candidatos presidenciales que solicitaron al Jurado Nacional de Elecciones la inscripción de sus fórmulas de cara a los comicios cuya fecha está prevista para el 11 de abril de 2021, no obstante, aún está pendiente la calificación antes de ser admitidas y formalmente inscritas.
En cuanto a preferencias de candidaturas presidenciales, aún es bastante prematuro emitir una proyección, primero, debido a la diversidad y disparidad, segundo, a la tímida representatividad y tracción generada y tercero y el más importante, aún existe cerca de un 48% entre los encuestados que no precisan, o señalar votar en blanco/viciado, o bien su apuesta es por otros con escasa representatividad. Atentos al eventual robustecimiento de un candidato outsider.
Un tema que será gravitante y de alta sensibilidad es el manejo de la pandemia y la eventualidad de un rebrote. Los casos confirmados ya pasaron el millón y los fallecidos sobre 37.218 en una población nacional de casi 33 millones de habitantes, que clama por una vacuna ausente, cuya fecha de llegada aún es incierta, salvo manifestaciones y gestiones de buena voluntad. En paralelo, recién se activó la última fase 4 de la reactivación económica, no obstante, la contracción para el actual periodo cerraría sobre 12 puntos y el rebote para 2021 oscilaría entre un 8% y 10%. Un tema no menor será cómo lograr −ante un eventual rebrote del virus− el no paralizar la actividad económica, sobre todo cuando siete de cada 10 peruanos labora en la informalidad.
Finalmente, urge la capacidad de gestión y no solo tibia contención ante la carga de conflictividad social, como por ejemplo cierre de carreteras, que se ha hecho presente en el último mes con un evidente grado de violencia, que por lo demás, ha generado un alto grado de incertidumbre y ansiedad en el sector privado y en inversores extranjeros, el cual se ha visto exacerbado por intervenciones populistas demagógicas en plena campaña electoral. Ojo a estos temas, pues ya algunas empresas extranjeras han manifestado su voluntad de paralizar y eventualmente retirar sus inversiones. Sin duda una mala señal para Perú, que con mucho esfuerzo logó obtener calificación de destino de inversión y hoy algunas agencias calificadoras ya empiezan a mirar con preocupación la actual situación.
Así las cosas, el liderazgo e imperio del orden debe primar, así como el Estado de derecho y el tan necesario diálogo entre el sector público y privado que debe seguir siendo una característica en una nación que aspira a seguir creciendo de manera sostenible y sostenida en el tiempo.