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La docencia universitaria
Mié, 17/07/2024 - 08:00

Fernando Rivera Pollarolo

Fernando Rivera Pollarolo
Fernando Rivera Pollarolo

Country Manager en Scotwork y docente principal de UPC en pre y post grado.

El 11 de Julio se celebra el Día del Docente Universitario en Perú y la columna de hoy trata justamente, sobre eso. 

La docencia universitaria es un tema que, personalmente, me apasiona y mucho. Esta palabra deriva del término latino docens que, a su vez, procede de docēre (traducido al español como “enseñar”).  

Casualmente comencé mi labor de docencia universitaria en el mismo lugar donde me formé como alumno de la carrera de Psicología, en la Universidad Ricardo Palma (URP). Me llamaron a última hora para reemplazar a un docente en un curso de Segunda Especialidad, me pidieron hacer una clase modelo, la hice satisfactoriamente ante dos profesores, y ya, estaba listo para dictar el curso, pero esta vez antes un auditorio real, no era una clase modelo.

Para esa primera clase no pude dormir en lo absoluto. Me invadía una mezcla de ansiedad, temor, miedo, angustia y otros, los cuales me impidieron conciliar el sueño, es más, recuerdo con algo de vergüenza que se me pasó brevemente por la cabeza la idea de declararme enfermo y otras excusas para no ir ese sábado a mi primera clase….pero no, estas ideas fueron desestimadas y eliminadas con la misma rapidez con la que aparecieron. 

Al levantarme ese sábado, un café fue todo mi desayuno (hasta el apetito se me había ido por la ansiedad que sentía). Recuerdo haber estado conduciendo por la Panamericana Sur tratando de tener claro con qué frase iba a abrir la clase, repetía diferentes frases en voz alta, parecía más un quinceañero pensado qué palabras iba a utilizar para declararle su amor a su primera novia (sí, soy un Generación X, en esos tiempos así nos declarábamos, no “metíamos cara” como estas generaciones actuales), que un docente universitario a punto de dictar su primera clase. 

Todo esto cambió al entrar a clase, mirar al auditorio y la sensación de comodidad y bienestar que sentí la recuerdo como si fuera ayer. Todo fluyó adecuadamente, conocía perfectamente los temas que iba a dictar, capté fácilmente la atención del auditorio y ese día inicié mis labores como dicente universitario.

Recuerdo perfectamente en esta primera clase a un destacado alumno, Primitivo Pomalaza (si estás leyendo este artículo, te mando un gran abrazo), que trabajaba y vivía en Huancayo. Él viajaba toda la noche del viernes en bus desde Huancayo a Lima para estar en la clase de los sábados a las 8 de la mañana. Con este ejemplo muestro claramente el hambre y deseo de aprendizaje del alumno hoy en día. 

Me permito y atrevo a dar algunas recomendaciones para los interesados en las labores de docencia:

  • No solo conoce, sino, domina y que te apasionen los temas que vayas a dictar.
  • Mezcla la teoría con ejemplos reales, no solo que te hayan pasado a ti, si no que le hayan pasado a otras personas. Estas cosas no están en los libros y son una fuente directa de aprendizaje por parte del alumno.
  • “La teoría sin la práctica es como ir a un restaurante y solo ver el menú”. Me encantaría decir que yo inventé esta frase, pero sería mentir. La leí hace algunos años y me encantó, esto lo traduzco a que el docente universitario tiene que motivar y convencer al alumno a hacer, practicar y trabajar los temas en los cuales ha recibido la formación, esto es clave para el desarrollo y crecimiento del alumno. 

Finalmente, le mando un abrazo en su día a todos los docentes universitarios, personas claves en el desarrollo y formación de todos los profesionales que trabajan por el éxito del país. 

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