En la década de los 80 solo en América Latina no aumentaron las exportaciones de alto contenido tecnológico. Recién en los 90 cambió la situación, ya que con un crecimiento del conjunto de los países de la región, las exportaciones de productos basados en tecnología −como los electrónicos y otras manufacturas− fueron casi tan dinámicas como en el sudeste asiático. Gran parte de este crecimiento se debió a México, cuyo promedio de expansión fue del 15%.
En la actualidad, producto de este esfuerzo de la década del 90, las exportaciones con alto o medio contenido tecnológico son cerca del 40% de todas las exportaciones de América Latina. Entre las regiones en desarrollo, solo el sudeste asiático tiene una participación mayor, en la que influyen ciertos factores. Primero, gran proporción de las exportaciones del sudeste asiático son de alto contenido tecnológico en sentido estricto. Segundo, la profundidad comercial de América Latina es mucho menor que la del sudeste asiático. Por último, en América Latina hay grandes diferencias en el desarrollo tecnológico entre los países, mientras que el sudeste asiático es más homogéneo. México está a la cabeza con un 60% de sus exportaciones con contenido tecnológico alto y medio y le sigue Brasil con un 30%. La lista continúa con Costa Rica y Argentina. Por otra parte, en 12 de los 26 países de la región, el 90% de las exportaciones son productos básicos o manufacturas de poco contenido tecnológico.
La causa de estas diferencias aparenta estar en el grado de desarrollo económico y el tamaño de las economías. Los países que son más pequeños están en desventaja, ya que son necesarias inversiones en investigación, desarrollo y tecnología para producir manufacturas de alto contenido tecnológico, las cuales no son tan rentables en países chicos. Además, carecen de la enorme cantidad de conocimientos y habilidades que requieren los procesos complejos de producción. Pero existe aún otro factor, que es la abundancia o no de recursos naturales. La existencia de recursos naturales puede ser un impedimento para desarrollar sectores intensivos en tecnología. Es el caso de Venezuela y Chile que, a pesar de su desarrollo económico y el tamaño de sus economías, exportan proporcionalmente menos productos de alta tecnología que El Salvador o Costa Rica. Se observa, además, que las condiciones de crecimiento económico no dependen tanto de los factores tradicionales de competitividad, como del entorno empresarial que hay en un país. El desarrollo de sectores intensivos en tecnología requiere un marco institucional adecuado, que garantice el derecho a la propiedad y el cumplimiento de la ley, que elimine la corrupción, y donde una controlada interferencia estatal facilite la creación de nuevas empresas.
Se trata de un interés global. La relación entre exportaciones tecnológicas y crecimiento está en pleno debate entre los economistas. El éxito exportador de los países del sudeste asiático −The East Asian miracle (Banco Mundial)− fue clave para el gran crecimiento económico de esa región. El desarrollo exportador no solo es tan relevante porque las exportaciones generan ingresos y ahorros y son fuente de entrada de divisas, sino porque contribuyen al avance tecnológico de muchos sectores y al aumento de la productividad.
Esta postura concuerda con la visión de Adán Smith, que decía que uno de los postulados más importantes de la teoría económica es que el comercio internacional es una condición necesaria (no suficiente) para que los países alcancen altos niveles de productividad e ingreso. Esto es así porque permite la especialización y elaboración de los productos en los que se poseen ventajas comparativas.
Sin embargo, está en discusión la importancia del desarrollo tecnológico y el aumento tecnológico como la razón fundamental en el crecimiento del sudeste asiático. También se discute si las exportaciones fueron la causa o el resultado de un proceso de desarrollo de nuevos sectores, en el que la inversión pudo ser el verdadero factor clave. También en su momento, se discutió la aplicabilidad del caso del Sudeste Asiático a otras regiones.
Estos temas revisten trascendencia a nivel mundial y hay consenso en que la producción de algunos bienes puede generar beneficios sobre otros sectores a través de diversas "externalidades". Esto puede resultar, por ejemplo, a que el conocimiento y la experiencia que se adquieren en la producción de un bien con una determinada tecnología, pueda llevar luego a la asimilación y puesta en práctica por otros sectores, aprovechando el desarrollo de las nuevas habilidades.
También pueden darse otras formas de externalidades institucionales. Este es el caso cuando el desarrollo de un sector lleva a adoptar mejores formas de relación con los trabajadores, que luego se extienden a otros sectores, o cuando innovaciones organizativas dentro de una empresa, luego pueden ser trasladadas a otras empresas de otros sectores. En definitiva, el origen y carácter de las externalidades puede ser muy diverso.
Finalmente, podemos decir que, si bien las exportaciones en general no tienen un efecto claro sobre el crecimiento, las exportaciones con contenido tecnológico medio y alto, efectivamente llevan a acelerar el crecimiento. Un país con exportaciones de alto o medio contenido tecnológico que representen el 10% del PIB, crece entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales más, que otro en el que con las mismas condiciones no se exportan ese tipo de productos. Existen entonces ciertas certezas de que las exportaciones con contenido tecnológico pueden ser una vía importante para el crecimiento económico.
En definitiva, en los últimos años América Latina recuperó parte del terreno perdido. No sólo aumentaron las exportaciones por encima de lo que se esperaba, sino que también se transformó lo que se exportaba hacia un mayor contenido tecnológico. Teniendo en cuenta la heterogeneidad existente entre los distintos países de la región, vale la pena seguir de cerca el impacto de este aumento en el crecimiento y desarrollo de todos los países de la región.