Si tuviese que enumerar características del año que acaba de finalizar, fácilmente uno podría pensar que la transformación digital y las criptomonedas fueron dos marcas registradas en 2021. De cara a este año, apenas se trata de un primer paso en este avance virtual.
Por un lado, ya no se trata sólo de incorporar elementos tecnológicos a la realidad analógica. Esa primera instancia sucedió con éxito y reinventó a diferentes industrias como al comercio, las finanzas o el entretenimiento, por citar casos paradigmáticos. Lo que se empieza a vislumbrar es la creación de mundos virtuales, donde las personas proyectan su individualidad en un nuevo plano. La virtualidad ya no es un agregado a lo físico sino un mundo en sí mismo. Estamos en la etapa incipiente del metaverso.
Por otro lado, las criptomonedas, que se incorporaron en forma masiva como unidades transaccionales descentralizadas, originan nuevos activos como los tokens no fungibles. Es decir, bienes que no se pueden alterar y que son únicos. En 2021 estuvieron vinculados al arte, pero también se podría decir que estamos en la etapa incipiente de los NFT (non fungible tokens).
En 2022, el gran desafío de la tecnología que afrontarán las organizaciones será adentrarse en estos dos mundos. Es decir, crear su propio metaverso y hacer parte de su negocio a los NFT. Si uno pensara en los nuevos espacios virtuales, existen plataformas descentralizadas basadas en el blockchain. Dos casos populares son Pixel y Decentraland, plataformas que crearon un propio modelo económico donde se administran bienes no fungibles.
Al momento de comprar parcelas virtuales se usa la propia moneda (Maná) y los usuarios tienen actividades, un avatar, vestimenta, una casa, una historia e interactúan con los demás. Las nuevas tecnologías son las que respaldan este mundo tan ficticio como real. Una de las ventajas es que los diferentes metaversos que se irán construyendo en 2022 pueden tener cierta alineación para lograr que los activos se utilicen en diferentes mundos. Si uno compra un auto virtual con NFT y lo puede utilizar en Roblox, Fortnite y otras aplicaciones, será más valioso que aquellos bienes que solo se usan en una.
El gaming es uno de los sectores con mayor potencial. El juego Axie Infinity permite comprar “axies”, prestárselos a otro usuario en forma de beca y trabajarlos, de manera tal, que se obtiene una ganancia económica entre el donante y el operario. De esta forma, cuenta con un token que subió más de un 40.000% a lo largo de este año. Si bien después tuvo una recaída, el crecimiento exponencial muestra la velocidad con la que se expande este fenómeno.
Una pregunta que podría surgir es quién definió que un determinado NFT sea valioso y otro no. La misma pregunta aplica para el mercado de las criptomonedas. Una manera de comprenderlo es volver a los orígenes de las transacciones comerciales y entender −cómo define el especialista Yuval Noah Harari− que el oro no tiene un valor en sí mismo sino puramente cultural. Es decir, se transformó en una reserva deseada porque muchas personas lo creen. En estos casos sucede lo mismo.
Un aprendizaje de estos años con el desarrollo de nuevas tecnologías es que aquellas cosas imposibles ya no lo son tanto. En ese sentido, la creación de un mundo completamente virtual tiene algo en común con 2022: ambos ya están sucediendo.