Los cambios sociales suelen tomar mucho tiempo, pero la pandemia actual que nos está afectando a todos, transformó nuestra sociedad de manera acelerada, consolidando cambios que habrían tomado 25 años sin COVID-19. En ese contexto, la salud cobró un nuevo estatus, es una preocupación diaria y un factor que influye en todos los aspectos de nuestras vidas. Uno de ellos es el laboral.
En este nuevo escenario, el liderazgo responsable se ha convertido en un factor clave. El líder de hoy debe ser sensible a lo que ocurre en el contexto que estamos viviendo. En un estudio reciente de Accenture, el 67% de más de 8.000 personas encuestadas a nivel mundial dijo creer que las empresas deben hoy cumplir un rol social, ir más allá de vender productos y servicios. Y las organizaciones tienen una gran oportunidad en ese sentido: de acuerdo con el Eldelman Trust Barometer de este año, mientras la confianza en los medios de comunicación ha caído de forma constante desde 2019, la confianza en el rol de las empresas está creciendo. Las compañías han entendido este llamado y, mientras en 2019 sólo el 35% de los líderes creía que tenía una responsabilidad por el bienestar de las personas con las que trabajan, ese número creció hacia un 50% en 2020.
Pero ¿cuál debe ser el foco? Centrarse en las necesidades de las personas. La famosa pirámide de Maslow que establece las necesidades básicas de todo ser humano se ha reformulado. Las personas nos hemos complejizado y ya no alcanza con las necesidades básicas. Actualmente, el 64% del potencial de un individuo está vinculado a poder destrabar diferentes factores. El primero de ellos es el financiero, contar con el dinero para afrontar las necesidades propias y de la familia. Luego la faceta emocional, mantener el bienestar mental. Se afirma que la próxima epidemia que vamos a encargar es la de las enfermedades mentales.
El tercer factor es la salud relacional. Hoy las personas estamos más solas que antes. Nos encontramos encerrados en nuestros hogares y por eso más que nunca necesitamos sentirnos vinculados, parte de un proyecto, de algo que nos transciende. Como líderes debemos ayudar a perseguir ese objetivo mayor, a desplegar sus vínculos y a asegurar su salud física. En esto, el propósito de negocio tiene un rol clave. Las empresas deben actualmente preguntarse si deben reformular esa visión o no. Las organizaciones a nivel regional han reconocido esta necesidad y el 82% de los ejecutivos en América Latina afirma que este año revisará su propósito corporativo.
Ante este aumento y diversificación de necesidades, los líderes deben enfocar sus esfuerzos en cinco puntos clave. Primero, permitir el aprendizaje continuo para asegurar una fuerza de trabajo lista para el futuro que tenga la capacidad de cambiar a escala, sobre todo en tiempos de transformación continua como el que vivimos hoy. En segundo lugar, escuchar las necesidades de las personas en los puntos más críticos, empoderándolos con data en tiempo real. Tercero, usar la tecnología para fomentar el trabajo flexible y más creativo. Así también, es fundamental impulsar el bienestar y la equidad laboral. Las necesidades de seguridad y relacionales son hoy más importantes que nunca. Y, finalmente, lo más importante, establecer y compartir métricas sobre los objetivos planteados en torno a la diversidad y equidad.
El bienestar de las personas debe ser un objetivo medible de las empresas, así como lo es, por ejemplo, el financiero. Sin capital humano el crecimiento es imposible. El liderazgo responsable es fundamental, con y sin pandemia.