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Liderazgo en tiempos de COVID-19
Vie, 21/08/2020 - 09:35

Jack Zilberman Fleischman

Liderazgo en tiempos de COVID-19
Jack Zilberman Fleischman

Decano de la Facultad de Negocios en la UPC

En diversos foros se discute sobre la manera más efectiva de liderar a las organizaciones en tiempos de incertidumbre y de crisis. Hemingway se anticipó, en 1926 en su novela “Fiesta”, con la siguiente frase sobre el cambio: “change happens gradually, then suddenly”.  Y en efecto, la velocidad del cambio ha derribado varios paradigmas en sectores como educación, salud, gestión pública o comercio y ha afectado severamente al turismo, al transporte, a los hoteles y restaurantes.  Pese a los optimistas anuncios sobre el desarrollo de la vacuna, la economía peruana sentirá en los próximos meses los duros efectos del desempleo, de la caída de la demanda agregada, de nuestra informalidad, de las medidas populistas de nuestras autoridades elegidas, de las limitaciones de la gestión pública y pese a los planes de estímulo económico del Ministerio de Economía y Finanzas.

¿Qué rol nos corresponde ocupar como líderes en este momento?  Intentaré reflexionar con ustedes para dar algunas respuestas con humildad y no me refiero a este importante atributo como modestia, sino como la consciencia y la claridad de la trascendencia del interés colectivo. Me apoyaré en algunos conceptos publicados por los profesores Fernández Escobar y Marcet.  

Una primera respuesta se plantea ante la ausencia de seguridad, factor que no se controla.  La confianza y la flexibilidad emergen como valiosas herramientas que todo líder debe construir y cuidar. Deberá comprender, de manera simplista, que los resultados de su equipo resultan de la ecuación “habilidades – desafíos”.  Es decir que, en lugar de culpar a terceros por el difícil contexto que enfrenta, debe asumir su responsabilidad en el diagnóstico y desarrollo de las habilidades de sus equipos, que sí controla e influencia. Su valor como líder se adquiere por lo que dice, por lo que hace, pero fundamentalmente por lo que les pide que hagan. En la medida en que las habilidades identificadas, entrenadas y coordinadas superen a los desafíos señalados, los resultados serán positivos.

Luego, si intenta diseñar estrategias en el corto plazo, deberá releer a Drucker para confirmar la relevancia de la cultura organizacional en estos tiempos. La flexibilidad y la adaptabilidad son necesarias ahora y después: pasada la emergencia volveremos a apreciar las ventajas del contacto humano en un entorno híbrido de agilidad, de colaboración y de socialización de aprendizajes, donde lo más importante sea siempre la salud de los empleados y clientes.

Este mes de Julio, según el Servicio de Asesoría Empresarial de Apoyo Consultoría (SAE), la confianza de los consumidores ha rebotado positivamente y se ha percibido una ligera mejora en la situación familiar. Una segunda respuesta aceptará que toda crisis es una oportunidad de reinventarse, parcial o totalmente.  El cambio de los patrones en el consumo coloca el foco en el cliente y en sus experiencias de compra. La reducción de miedos con la aplicación de protocolos, la gestión de riesgos y la personalización de la oferta parecen ser claves en la generación de confianza y en la preferencia de los consumidores ante la crisis sanitaria.  

La digitalización, mejor dicho, las capacidades digitales en las empresas e instituciones, consideradas hasta hace muy poco como un “extra” para incrementar la productividad y obtener beneficios, se transformaron en un requisito de supervivencia y de sostenibilidad para operar y capturar los nichos de crecimiento. El comportamiento de los consumidores se ha modificado.  Es un mundo digital y dependemos de él:  el uso de internet ha aumentado en un 70%, el uso de apps de comunicación se ha duplicado, y el uso diario del streaming de video se ha incrementado 20 veces, según estudios del WEF.

Una tercera y última respuesta, deben haber más, estará en la responsabilidad de construir un liderazgo consciente, empático y solidario, con una narrativa coherente sobre la contribución de la libre empresa como generadora de desarrollo y de riqueza; sobre la importancia de consolidar instituciones gremiales representativas, sin mercantilismo ni exclusiones. La ansiada reducción de brechas sociales se podrá lograr solo a través de políticas públicas que promuevan la inversión y cuenten con la colaboración del sector privado, con ética y transparencia, luchando frontalmente contra la corrupción, pensando en el bienestar de todos los peruanos a través de la igualdad de oportunidades.