Ya es sabido que para el comercio electrónico, los medios de pago cumplen un rol primordial para su funcionamiento, tan o quizás más importante que la propia logística necesaria para trasladar los bienes desde el comercio al cliente final. Pese a que se han realizado grandes esfuerzos, con cierto grado de efectividad, aún falta mucho por hacer para que su funcionamiento sea más efectivo.

En el caso chileno, hasta hace poco tiempo, el único actor era Transbank y, aunque era la alternativa para realizar compras electrónicas, la integración de un carrito de compras a un sitio web, presentaba importantes desafíos, tanto técnicos, como económicos. En los últimos años se han integrado nuevos actores, como Mercado Pago, Kiphu o Kushki, lo que constituye un gran avance. Sin embargo, algunos de estos aún dependen de la infraestructura tecnológica provista por terceros y, por tanto de sus tarifas de acceso, las que terminan encareciendo las compras electrónicas.

Un problema endémico que afecta a la industria del comercio electrónico como un todo, es el fraude con tarjetas de crédito, y los respectivos charge backs o contracargos que estos generan. Este fenómeno perjudica gravemente a todos los intervinientes, por lo que urge la adopción de estrategias legales y regulatorias para contener o mitigar sus efectos, ya que estos erosionan la credibilidad y confianza en el sistema, desincentivando su adopción.

En lo que respecta al acceso al sistema bancario, es posible afirmar que Chile está caminando a buen paso. Lo que se ha logrado con productos tales como la Cuenta Rut, que si bien es un avance, tiene altos costos por transacción y límites al saldo máximo. En otros países de la región, aún se utilizan las tarjetas de prepago en que los consumidores deben llevar dinero efectivo a un comercio físico. Finalmente, en otros países, existen impuestos a los movimientos financieros, que gravan cada transferencia o pago electrónico. Todo lo anterior, conspira en contra de la masificación del comercio electrónico y mantiene la alta preferencia y dependencia del dinero efectivo. Lo que no solo es peligroso, sino que no es económica ni ecológicamente sustentable.

Por lo mismo, me gustaría puntualizar en algunas medidas que a mi parecer se podrían tomar para consolidar aún más las ventas online a nivel Latinoamérica:

-Estimular la competencia en el mercado a fin de potenciar la irrupción de nuevos medios y gateways de pago.

-Masificar y universalizar el acceso a sistema de pagos electrónicos, tanto para comercios, como para usuarios.

-Robustecer y dotar de reglas claras relativas a los medios de pago e intermediarios, en que el riesgo de fraude no pueda ser trasladado a los usuarios ni a clientes.

Por ahora estamos avanzando por el carril correcto, y si se aplican algunas medidas regulatorias tendientes a la eliminación ciertas trabas para que el comercio electrónico siga su curso, tendremos un futuro aún más próspero. Otro gran desafío para la región, es la masificación en el acceso a sistemas de pagos electrónicos, ya sea con dinero fiat o criptomonedas, para lo que se podría seguir el ejemplo de otros países donde están apuntando a la eliminación del papel moneda a un mediano plazo, quizás no completamente, pero sí, que pase a ser un sistema residual.