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Propósito, reinvención y madurez digital
Jue, 12/11/2020 - 10:17

Paulo Pantigoso

¿La nueva anormalidad en Perú?
Paulo Pantigoso

Country managing partner de EY Perú

COVID-19: tensión máxima de todo, incluyendo claro está sobre los negocios y su continuidad. Mucho se analizará y se escribirá sobre ganadores y perdedores. De cambios de hábitos de consumo. De ahorros e inversiones cambiantes y cambiados. De descubrimientos de nuevos patrones de compras e incluso de categorías de consumo. De descubrir cómo la manera de hacer negocios −y nuevos negocios reinventados−, se imbricarán con el concepto de perseguir un propósito real, noble, positivo, concreto y medible (a lo que ahora le llaman capitalismo consciente. Como si se hubiera licenciado que el “anterior” capitalismo pudiese haberse irrogado el derecho de ser inconsciente y, por el contrario, el que el deber humanístico de la persona que produce y que transforma, entre otros y a través de los negocios, a la naturaleza para vivir, siempre es y deberá ser, pues, multiplicar el bienestar sin comprometer el poder vivir y sobrevivir, justamente, en el futuro).

Quizás la pandemia sea un grito del planeta acerca de su situación de explotación extrema de recursos antes de su (nuestro) desahucio, y un momento aprovechable para repensar nuestras agresiones a los medios que transformamos con los negocios que desarrollamos, para supuestamente “vivir mejor y con más comodidades”.  También para desenmascarar mensajes edulcorados desde la cómoda acumulación patrimonial que dejen espacio a la verdadera solidaridad y generosidad, y que esta se escriba con acciones reales y no con pobres manifiestos de personajes impostores que copulan con la finta y los disfraces.

En este contexto, si algo está cambiando de inmediato y de manera dramática y para bien, es la madurez digital en Perú. Pasará mucho para que el país vuelva a pensarse como postulante a ser país miembro pleno de la OCDE.  No con nuestra impudicia situacional de la salud y educación estatal, −por citar a algunos de los sectores más álgidos−, pero justamente y ante ello tenemos una oportunidad en la necesidad de mejorar a través de la transformación digital, y de que los negocios privados y sus buenos propósitos presionen al cambio de cómo nos relacionamos para mejor y para que empujen al Estado lastrado y paquidérmico a ser dinámico y moderno. Para muestra un botón: ¿acaso hoy la conexión digital no nos enrostra lo fútil y costosa de la comparecencia física a reuniones, que, además de que estresan el tránsito caótico en nuestras ciudades, −relacionado es verdad y con mayor incidencia con algunas profesiones y quehaceres−, que el actual ordenamiento del tránsito y la infraestructura vial de nuestras ciudades, no pueden solucionar? ¿acaso no es eficiente en tiempo, salud, dinero, cuidado de la familia, poder administrar más y mejor, en servicios públicos y privados, desde lo digital? Al respecto, al menos en Perú, Arquímedes volvería a gritar ¡Eureka! en tiempos de COVID-19, por el ¿hallazgo? o más bien por la confirmación de que lo digital es el camino para transformar nuestra precariedad en sectores de atendimiento esencial.

Una reciente encuesta de madurez digital, aplicada a los negocios privados en Perú y publicada por EY, identifica a los ámbitos de estrategia e innovación como el foco de su transformación digital, y a la experiencia del cliente como el foco menos desarrollado en promedio, pero muy disperso por sector. Así, mientras que telecomunicaciones, consumo masivo y banca y seguros han desarrollado mejor la experiencia del cliente, sectores intensivos en contacto con el consumidor final como la educación, servicios profesionales, salud y turismo y hotelería, promedian a la cola, pero que durante la pandemia “y a las patadas”, la prioridad de desarrollar una coherencia digital entre la estrategia, innovación y la experiencia real del cliente, en los negocios de educación y salud, continúa presionando a su vertiginosa adaptación digital, o a desaparecer.  Saludable transformación digital de subsistencia evolutiva “darwiniana”, que requerimos que urgentemente trasvase a lo público; viendo el vaso medio lleno: bienvenidos los cambios.  

 

 

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