En una breve intervención a la Nación, el presidente de la República del Perú, Francisco Sagasti, al terminar la noche del lunes recién pasado, de manera muy concisa comunicaba a los peruanos las decisiones que había tomado respecto de los últimos hechos que evidenciaron una dura represión policial ocurrida durante las diversas manifestaciones vividas durante la semana en la que se vacaba al ex presidente Vizcarra por el Congreso de la República y en consecuencia, la breve asunción y renuncia del expresidente Merino de Lama.

La decisión histórica ya estaba tomada, el presidente Sagasti había decidido hacer una profunda remoción en la cúpula de la Policía Nacional del Perú (PNP), pasando al retiro a 18 generales, renovando así al alto mando de la referida institución policial.

Las razones que motivaron la decisión de Estado estarían respaldadas básicamente por el rechazo social generado como consecuencia de los excesos cometidos por la fuerza de orden durante las manifestaciones sociales y en particular de estudiantes que dejaron tristemente un saldo de dos jóvenes muertos y más de sesenta hospitalizados. Tal ha sido la repercusión social e impacto en el escenario internacional de lo anterior, que Perú concitó el interés de Naciones Unidas en conocer la situación ocurrida. De hecho, el propio Jan Jarab, jefe de una misión ad hoc de este organismo, al analizar el impacto de la crisis en relación con el respeto de los derechos humanos de los manifestantes, expresaba su preocupación atendiendo a que la fuerza policial habría negado dichos excesos.

Otro de los argumentos que respaldarían la decisión tomada por Sagasti serían los supuestos actos de corrupción e irregularidades incurridos en las adquisiciones policiales.

En rigor, lo que significa esta sísmica decisión es el retiro automático de tres tenientes generales y 15 generales. Ya lo señalaba Sagasti, que le interesaba “conectar” a la policía con la ciudadanía, sumado al hecho de fortalecer el sistema de protección de las familias de los victimados en las protestas. En esa línea, se prevé la formación de una comisión que tendrá como misión recomendar acciones para modernizar y fortalecer a la fuerza policial, con foco en la defensión de los derechos ciudadanos, orden interno y seguridad ciudadana. En cuanto al nuevo comandante general de la PNP, es el general César Cervantes Cárdenas, licenciado en Administración y Ciencias Policiales, tres décadas en el servicio policial. Abogado de profesión, y formación académica en Inteligencia.

Finalmente, un asunto que no pasó inadvertido, durante el pronunciamiento del presidente Sagasti, fue la inminente convocatoria de gerentes civiles, a través de la Autoridad Nacional del Servicio Civil, para que sean estos los encargados de administrar y gestionar los fondos públicos destinados a la Policía Nacional para fines de compras y contrataciones.

Así las cosas, la situación descrita, como es previsible, generaría malestar en la referida institución policial. No obstante, habrá que ver finalmente qué ocurre en los próximos días. Las variables de análisis resultan hoy muy oscilantes. Y, como ya lo hemos dicho, en Perú la única constante es que todo puede cambiar, lo vimos en las últimas semanas en donde el país pasó por dos Jefes de Estado en un tanto más de una semana.