Todos hemos experimentado las ventajas de tener un plan de respaldo. Tanto si se trata de poner a prueba nuestra estrategia de ciberseguridad como de industrializar los procesos para mejorar las operaciones, planificamos con antelación para que nuestro negocio siga funcionando sin problemas. Pero la preparación no lo es todo. Para hacer frente a las ondas expansivas del cambio, necesitamos invertir en las tecnologías y en la fuerza laboral digital para alcanzar la flexibilidad que necesitamos para hacer posible lo imposible, incluso en una pandemia.
Una estrategia de resiliencia empresarial combina tecnología y talento humano. La continuidad del negocio se centra en el desarrollo y la implantación de procesos para apoyar la continuidad de las operaciones comerciales. Para esto, la estrategia de negocio debe estar alineada 100% con la estrategia de tecnología. Y los empresarios chilenos lo saben. De acuerdo con el estudio de Accenture Technology Vision 2021, 85% de los ejecutivos locales afirma que la estrategia de negocio y la tecnológica se están volviendo inseparables.
La continuidad tecnológica se centra en la tecnología necesaria para que los sistemas críticos sigan funcionando, desde los centros de datos hasta las copias de seguridad de los mismos, pasando por los equipos de apoyo especializados y los programas de pruebas. La gestión de crisis se debe centrar en lo colaboradores y las instalaciones: prevenir, mitigar, preparar, responder y recuperarse de las condiciones que amenazan la vida, la propiedad o las operaciones.
La capacidad de recuperación de una empresa incluye todos los aspectos de su funcionamiento, su servicio y su gestión. En este sentido, hay tres elementos que se deben tomar en cuenta. Primero, la urgencia de preparar a las personas para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. Hoy, cada colaborador es parte fundamental de la transformación digital de los negocios y el futuro -y cada vez más presente- del mundo laboral es de máquinas y humanos. Las empresas chilenas reconocen esta urgencia y, se acuerdo con el estudio de Accenture, 85% de los ejecutivos locales reconoce que debe capacitar hoy a sus colaboradores para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías.
En segundo lugar, se debe apostar por la nube, ya que entrega a los negocios la flexibilidad y resiliencia que necesitan hoy para adaptarse a un mercado cada vez más cambiante. Entre los ejecutivos chilenos existe conciencia de esta oportunidad y la nube es la tecnología que más proyectan aplicar a nivel de todo negocio este año, con un 44%.
Finalmente, está la colaboración. Si es que algo nos enseñó esta pandemia, es que todos estamos interconectados y el caso de los negocios no es diferente. Las industrias no pueden seguir funcionando si es que no trabajan con el ecosistema. Muestra de esto, es que el Technology Vision reveló que 66% de las empresas chilenas sufrió una interrupción alta o moderada de sus cadenas de suministro en los primeros meses de la pandemia. Cada vez más los límites entre las industrias están desapareciendo y deben trabajar de forma coordinada para impulsar servicios y productos innovadores.
En resumen, se trata de gestionar el cambio a través de la tecnología y el talento humano. Con un fuerte impulso de estos dos elementos, las empresas podrán mantenerse competitivas y liderar en el mundo que nos dejará el COVID-19.