Estás trabajando la mayor parte del tiempo en modo remoto y sientes que en tu empresa se están tomando decisiones y ejecutando acciones de manera mucho más rápida y eficiente en comparación a la etapa prepandemia. Resulta estupendo tener hasta cinco reuniones en una tarde con gente de dentro o fuera de tu organización, lo que antes resultaba absolutamente imposible. Sin embargo, es claro que a nivel de carga laboral estás trabajando mucho más que antes, con una reunión tras otra y a veces sin tiempo ni para hacer una pausa para estirarte o ir al baño; te cansas más temprano y muchas veces tienes que tomar decisiones y ejecutar acciones con bastante premura, ya con fatiga mental. Percibes lo mismo dentro de tu equipo, pues algunos tiempos de respuesta han empeorado y hay colaboradores que están menos “visibles” desde su home office en comparación a cuando empezó la cuarentena. ¿Qué consecuencias tiene en tu salud y en el trabajo el tomar decisiones con demasiada fatiga mental? ¿Cómo hacemos para evitar esa fatiga mental y seguir tomando decisiones oportunamente?
Fatiga por decisiones
Cuando el tiempo apremia y se nos juntan las reuniones, mientras vamos dejando pendientes sin respuesta, sentimos que se nos están terminando las reservas de energía y que tenemos menos claridad mental. En tales situaciones, será mejor que posterguemos para otro momento la toma de alguna decisión importante. La fatiga por decisiones fue descubierta por el psicólogo social Roy F. Baumeister, en base a la hipótesis Freudiana del “agotamiento del ego”, estrés que es muy común en aquellas personas que se la pasan tomando decisiones durante todo el día.
En un estudio realizado en Israel con fallos de jueces experimentados para otorgar pedidos de libertad provisional a prisioneros, a medida que las horas del día avanzaban, los jueces tendían a conceder menos pedidos de libertad provisional, llegando a denegar prácticamente todos. Cuanto más horas llevasen tomando decisiones difíciles, la respuesta automática era “déjalo preso”.
La vorágine en la cuarentena
Apenas se decretó la cuarentena, resultó urgente mantener al equipo coordinado y establecer las mínimas operaciones necesarias que deberían seguirse ejecutando a distancia, cuidando el flujo de caja; luego, tocó retomar poco a poco ciertas operaciones presenciales cumpliendo delicados protocolos y en general, hacer que la empresa siga siendo sostenible en el tiempo. Todo ello ha implicado una serie de decisiones de todo calibre, en muchos casos dejando de lado algunos detalles logísticos o de simple coordinación. Además, el espacio en la casa no es siempre el más adecuado para trabajar cómodamente y sin interrupciones, considerando que la familia necesita atención.
En una encuesta del portal de empleo Monster realizada en julio 2020 entre 284 empleados trabajando desde sus casas en Estados Unidos, el 69% de los encuestados reconoció estar experimentando síntomas de agotamiento, significando un 20% de incremento en relación a una encuesta similar de mayo 2020. A pesar del problema, 59% de los que sufren el agotamiento reconocen estar tomando menos tiempo libre para despejarse del que deberían y 42% no está planeando tomarse ningún tiempo libre.
El rol del jefe
La esencia de la labor directiva consiste en desarrollar personas y será imposible lograrlo si un directivo no está cerca de su equipo, logrando que puedan dar lo mejor de sí mismos, pero sin deteriorar su salud física o mental, identificando problemas de motivación y estrés. Los resultados siempre serán importantes, pero el tener a gente tomando decisiones con fatiga mental repercutirá tarde o temprano no solo en el clima laboral, sino también en la eficacia en la empresa.
¿Cómo podemos evitar la fatiga mental trabajando desde casa?
Menos decisiones mundanas. Según investigaciones, una persona puede tomar unas 2.000 decisiones en cada hora del día, la mayoría de las cuales se hacen de manera instintiva o automática, como qué ropa ponernos o qué almorzaremos. Barak Obama usaba solo terno gris o azul y reveló en 2012 que el manejar su vida como presidente implicaba dejar de lado ciertas decisiones mundanas o frustrantes.
Diálogos abiertos. La relación con su jefe se fortalecerá no con una sino con muchas conversaciones. Sostengamos reuniones semanales o quincenales pre-definidas para revisar el desempeño de su equipo y pendientes, indagando también sobre sus ánimos y motivación.
Organización personal. Difundamos el uso de buenas prácticas para organización personal, manejo de pendientes y agenda.
Pausas. Tomar pequeñas pausas o breaks durante el día nos refrescará mental y físicamente, estemos trabajando en la oficina o desde casa. Varios estudios demuestran que aquellos trabajadores que se toman pausas regularmente durante el día están más satisfechos con sus trabajos y son menos propensos a cambiar de empresa.
Actividad física. Hay evidencias de que el ejercicio diario mejora no solo la salud sino también el desempeño en el trabajo. Organicémonos de tal manera que podamos hacer alguna actividad física diaria en el hogar, de manera rutinaria.
Comidas. El trabajar desde casa nos ofrece la posibilidad de alimentarse más sanamente, ingiriendo menos comidas procesadas, lo que influirá en nuestro cuerpo, mente y desempeño: un estudio del British Journal of Health Psychology demostró que a medida que más frutas y vegetales consumió un grupo de personas durante 13 días, se mostraron más contentos, involucrados y creativos en su trabajo.
