La transformación digital y la estrategia de negocios están estrechamente interrelacionadas.
Es así como el reciente estudio “Global CEO Survey 2024”, elaborado por PwC, muestra que los ejecutivos están recurriendo a la inteligencia artificial generativa (GenAI) como una herramienta clave para reinventar sus negocios. Asimismo, el estudio revela que el 61% de los CEO espera que la inteligencia artificial potencie la calidad de sus productos y servicios en los siguientes años.
Para integrar exitosamente a la transformación digital dentro del ADN de una empresa, se requiere alinear los objetivos y visión de esta con los de la estrategia de negocios.
Esta última establece la dirección y los objetivos de la organización, mientras que la primera la habilita y contribuye a la consecución de estos.
Por ejemplo, si un objetivo estratégico es aumentar la rentabilidad de la compañía, la digitalización de procesos permite optimizar el tiempo y los recursos. Por otro lado, si uno de los propósitos es mejorar la satisfacción de clientes, la transformación digital puede generar nuevos canales de atención para personalizar la experiencia del usuario y escalar la propuesta de valor.
Asimismo, las compañías necesitan estrategias integradas para ampliar sus avenidas de crecimiento.
En ese sentido, la transformación digital funciona como pieza clave en la búsqueda de nuevos modelos de negocio, así como para la distribución y monetización de la información que las empresas generan.
Por ejemplo, el uso de procesos ágiles para crear productos y servicios impulsados por la IA puede diferenciarlos e identificar nuevas fuentes de ingreso alineadas a las prioridades estratégicas.
Cabe resaltar que incurrir en un proceso de transformación digital no solo tendrá injerencia en el cumplimiento de los objetivos estratégicos, ya que también contribuye a que las empresas con prácticas de transformación e innovación continuas sean más capaces de adaptarse a cambios en patrones de consumidor, a nuevas legislaciones y, por supuesto, a nuevas tecnologías.
Para lograrlo con éxito, las empresas deben construir una hoja de ruta que contemple tres factores clave.
En primer lugar, la alineación con la estrategia; es decir, asegurar que el equipo de liderazgo entienda la visión de la transformación, el valor que genera y cómo se va a lograr.
En segundo lugar, el desarrollo de capacidades con el fin de cerrar la brecha de capacidades digitales en talento, procesos, modelo operativo y tecnología.
Y, por último, es fundamental acompañar todo el proceso con un enfoque en la gestión del cambio, dado que la adopción de esta nueva visión digital requiere de un cambio cultural y organizacional importante.
A su vez, necesita ser guiado exitosamente para que su implementación llegue a todos los niveles de la empresa, sea sostenible en el tiempo y logre el impacto esperado.
En síntesis, la transformación Digital no debe pensarse como una iniciativa separada de la estrategia de negocios, sino como un componente clave que impulsa y respalda a los objetivos y dirección de la organización; es decir, que sea una fuente de ventaja competitiva.
Ambas deben trabajar de la mano para garantizar que la empresa esté preparada para enfrentar nuevos desafíos, optimizar sus recursos y aprovechar las oportunidades en un entorno empresarial cambiante.