Uno de los grandes desafíos que hoy enfrentan los países de América Latina y, por supuesto, Chile, es acelerar efectivamente la inclusión financiera y, dentro de ella, lograr que el transporte público, del cual dependen millones de personas para sus actividades diarias, sea mejor y más accesible para todos, especialmente en las zonas urbanas.

El estudio de Visa “El futuro de la movilidad urbana” recopiló la opinión de encuestados de doce países incluido Chile y, a nuestro juicio, reveló interesantes antecedentes sobre el comportamiento, percepción y actitudes del público que utiliza este tipo de transporte tras la pandemia del COVID19.

El informe señala, por ejemplo, que, a nivel global, el 51% de los pasajeros de transporte público utiliza cuatro o más métodos de pago para trasladarse, lo que destaca la necesidad de contar con una mayor unificación y simplicidad en los sistemas de transporte masivo. Asimismo, nada menos que el 64% usaría un servicio digital para planificar, reservar y pagar en forma anticipada todos sus modos de transporte en una sola plataforma, además que el 94% lo haría a través de pagos sin contacto.

El caso específico de Chile es clarificador: mientras el 38% de los encuestados usa regularmente el transporte público para sus necesidades básicas, el 71% está dispuesto a utilizar un servicio digital para planificar, reservar y pagar con anticipación todos sus modos de transporte, un porcentaje que se eleva al 95% ante la consulta sobre si prefiere pagos sin contacto, reforzando el valor de esta tecnología para digitalizar millones de transacciones de bajo valor, especialmente en aquellos segmentos subatendidos.

Consideramos a Chile como un país con un creciente nivel de digitalización y alto conocimiento de la tecnología sin contacto, siendo las tarjetas contactless el método de pago más probable para pagar las tarifas de transporte público.

Sobre este punto, el estudio “El futuro de la movilidad urbana” revela que el 41% de los clientes estaría más propenso a usar esta modalidad con una tarjeta de débito o crédito, ya sea física o almacenada en una billetera móvil, seguido de tarjetas prepagadas sin contacto. Según los encuestados de Chile, los beneficios más valorados de esta
tecnología es conveniencia, el no llevar efectivo y rapidez en las transacciones.

Como un efectivo respaldo a la accesibilidad e inclusión financiera, está la tecnología Tap to Ride de Visa (que funciona sólo acercando el dispositivo al terminal de pago), la cual ha registrado un crecimiento impresionante y ya superó el hito de los mil millones de transacciones en sistemas de transporte público en el mundo durante el reciente año fiscal.

Además, las transacciones de movilidad urbana en América Latina y el Caribe crecieron 75 veces desde diciembre del 2019, lo que, unido a los 650 proyectos de transporte público en todo el mundo, con importantes proyectos activos en la región, sin duda revela la experiencia global de Visa en la transformación de la movilidad urbana, en un compromiso permanente con el transporte inclusivo, eficiente, sostenible e interconectado.