Para unos la situación inmediata de Ecuador es crucial para el futuro político de América Latina. Si vuelve el socialismo o si se va hacia la derecha. Se piensa que lo de México, Argentina y Bolivia puede ocurrir en Ecuador marcando así una tendencia.
Cada país una historia
La verdad es que cada país tiene su propia inercia. Y si el fracaso de Muairico Macri no ha sido corregido por su sucesor, esto bien podría ser interpretado como una señal que moverse hacia ese lado no es buena idea, pero para todo hay explicación. México ha sido más pragmático, y respecto a Bolivia aún es pronto para especular.
El caso Ecuador
Para los ecuatorianos el país tiene dos desafíos más relevantes: resolver los problemas de las elecciones, lo que es inmediato, y el otro, más importante, rescatar al país del desastre.
En cuanto al primer punto, la disputa entre el fraude y el reconteo o la aceptación de los resultados para viabilizar el inicio de la campaña electoral de la segunda vuelta, requiere de voluntades hasta hoy ambiguas, mientras la ciudadanía exige un acuerdo entre los candidatos que luchan por el segundo lugar.
Resolver las elecciones
El ego y los compromisos partidarios han impedido un acuerdo factible de ejecutar y aceptable para las partes. A pesar de varios llamados de instituciones de la sociedad civil y de personas de buena voluntad, las posiciones han sido influenciadas por lo político y electoral de los involucrados.
Así, una minoría que respalda a un candidato presiona con movilizaciones para presionar alterando el orden.Y una mayoría exige y espera que la sensatez, apoyada por la fuerza de las leyes y el orden, sea priorizado. En este sentido, la autoridad electoral debe decidir con imparcialidad y objetividad jurídica lo que es necesario hacer para destrabar la disputa, de lo contrario todos saldrán perdiendo.
Y rescatar al país
En cuanto al tema más de fondo, rescatar al país, tiene que ver con el día después de la segunda vuelta. Ecuador está sumergido en una recesión y un déficit fiscal insostenible, resuelto hasta el momento por la ayuda de los multilaterales, especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), detestado o incomprendido por al menos un tercio de la población por sus condicionamientos, y reconocido por otros como una tabla de salvación.
Endeudado más allá de sus límites, es imposible recuperar la economía y fortalecer el sistema de la dolarización sin decisiones impopulares, cualquiera sea el que gane.
Claro que vacunar la población contra el COVID-19, en orden y con equidad, es tan urgente y necesario como complejo. Sin embargo, lo más desafiante será romper las mafias que tienen cautivo de la corrupción y la inseguridad a todo el país.
Polarización inconveniente
Lo anterior será difícil si la sociedad se mantiene polarizada, sin tejido social suficiente para desarrollar las capacidades de diálogo, consensos y gobernabilidad. Los diálogos de buena voluntad, principalmente gestionados por el gobierno, han terminado en monólogos y poco o ningún impacto, y no han servido para crear confianzas mínimas para usarlas en tiempos de crisis, como lo ocurrido en octubre de 2019.
Unidad y competencias de diálogo
Para cualquier gobierno será difícil tener éxito sin el concurso de la sociedad civil, las fuerzas políticas, y las empresas para lograr la unidad nacional. Sin excluir el apoyo de organismos internacionales que pueden cooperar en los desafíos. Pero es importante crear vasos comunicantes para llegar a los liderazgos de influencia de los diversos sectores que conforman el tejido social de un Estado plurinacional por su diversidad étnica y social, y lograr algo que aún no se ha podido alcanzar: un Pacto por Ecuador.