Ya conocemos muy bien este escenario: los cambios climáticos que hacen que la Tierra se caliente cada vez más, la intensificación de los eventos extremos, como las fuertes lluvias y las largas sequías, imponen a todos, gobiernos, empresas e individuos, la urgencia de adoptar medidas que aporten para la reversión de ese cuadro. Los consumidores también están conscientes que optar por marcas que se preocupan por el medio ambiente es una manera de ayudar en la preservación de la naturaleza.
Una encuesta de la empresa Mercado Libre, publicada en agosto de ese año y hecha en países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México y Uruguay, apunta que el interés por productos sostenibles ha crecido un 30% en América Latina. A pesar de eso, factores como la inflación de precios en los países de la región, agravada por cuestiones como el desempleo, hacen que gran parte de los latinoamericanos tengan que ahorrar para equilibrar su presupuesto y muchas veces terminan por dejar de lado las preocupaciones por sostenibilidad.
Por esta razón es necesario que las empresas busquemos maneras para que el costo de producción -que hoy todavía es más elevado en los casos de productos sustentables- no se torne un impeditivo para el consumidor. Hay que brindar una oferta que se adapte al escenario económico en la región. Resolver esa ecuación no siempre es sencillo y requiere de inversión en innovación, tecnología e investigaciones de nuevos ingredientes y materiales.
Desde nuestra mirada empresarial, la manufactura, la distribución de los productos, el consumidor y sus necesidades de la vida cotidiana deben estar en el centro de nuestra toma de decisiones. Hay que buscar estrategias de sustentabilidad para la próxima década superar los retos sociales y ambientales, comprometerse con mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas y reducir la huella ambiental.
La innovación es un gran aliado en la búsqueda por conquistar estos objetivos, permitiendo un uso más eficiente de materiales para producción y reducción del uso de recursos naturales, contar con una logística de transporte sustentable e impulsando la circularidad en el reciclaje gracias a nuevas tecnologías y el uso de nuevas materias primas.
Este es un proceso constante y tenemos que saber que hay mucho por hacer. Este cambio no depende solo de una empresa, sino de toda la cadena productiva. El objetivo es que al final de este largo camino el consumidor no tenga que elegir entre un producto sostenible y uno de costo accesible. El mundo y las personas necesitamos ambos.