La transformación digital y la evolución de los servicios financieros son una carrera llena de nuevos competidores y obstáculos. Estos desafíos se presentan en todos los ángulos, abarcando desde la incertidumbre en el macroentorno hasta la intensa competencia y los elevados niveles de deuda técnica. A pesar de que muchos reconocen que para triunfar deben optar por la tecnología y la innovación, algunos todavía luchan por dar el salto hacia la nube.
El macroentorno en el que operan las instituciones financieras es cada vez más incierto, con cambios en la regulación, fluctuaciones económicas y expectativas cambiantes de los clientes. La adaptabilidad se ha convertido en un activo crítico que proporciona la capacidad de resistir a las distintas condiciones. Las instituciones financieras deben poder responder rápidamente a las demandas del mercado y a las necesidades de los clientes para mantenerse relevantes.
Sin embargo, uno de los desafíos más recurrentes es la deuda técnica que arrastran muchas de estas entidades. A lo largo de los años, han invertido en sistemas legados que, aunque sólidos en su momento, ahora representan una desventaja a la hora de seguir el ritmo de aquellos con tecnologías de última generación. Estos sistemas son difíciles de mantener, difíciles de actualizar y limitan la agilidad operativa. La deuda técnica no solo se traduce en costos elevados, sino que también dificulta la capacidad de respuesta ante las cambiantes condiciones del mercado.
Entonces, ¿cuál es la solución para las instituciones financieras tradicionales que buscan mantenerse competitivas? La respuesta parece estar en desacoplar de sus sistemas tradicionales y migrar nuevos modelos operativos a la nube, que ofrece la flexibilidad, escalabilidad y capacidad de acción necesarias en este entorno desafiante y exigente.
Nuevos actores, como los neobancos, fintechs y otras empresas que incursionan en los servicios financieros, han emergido con modelos de negocio ágiles y soluciones tecnológicas de vanguardia. Estos competidores basados en la nube pueden ofrecer servicios altamente personalizados y una experiencia del cliente excepcional gracias a su infraestructura flexible y desarrollos ágiles en las operaciones.
A pesar de esta comprensión, muchas instituciones financieras aún luchan por dar el paso hacia la nube y consolidar una arquitectura por componentes. Aquí es donde la resistencia al cambio se hace evidente y dudan en abrazar la migración a sistemas modulares. La inercia, y los mitos de que la nube es insegura o costosa son obstáculos comunes que deben superarse.
En ocasiones, la magnitud de la transformación necesaria suele parecer abrumadora. Algunas instituciones financieras pueden caer en la trampa de la inercia, posponiendo la adopción de la nube y permitiendo que la competencia los supere. La urgencia por ponerse al día puede llevar a una integración precipitada de esta tecnología, resultando en presupuestos inflados y proyectos que no cumplen las expectativas. Es importante adoptar un enfoque gradual y bien planificado para evitar estos costosos errores.
La migración a la nube debe ser una transición fluida y sin problemas, como una competencia de relevos, donde la coordinación entre todas las partes del proceso es indispensable, incluso sin dejar atrás sistemas legados críticos. Una desconexión tecnológica puede paralizar a una institución financiera, haciendo que el proceso de migración sea delicado y requiere una planificación meticulosa.
La nube y el core bancario son las herramientas que cualquier institución financiera necesita para superar la competencia con éxito. Aquellos que duden en dar el primer paso deben recordar que, en una carrera de obstáculos, la determinación y la preparación adecuada son las claves del éxito. Las medallas de oro pertenecen a quienes se atreven a enfrentar este desafío y avanzar hacia la nube para cruzar la línea de meta por un futuro financiero más ágil y competitivo.