La crisis del COVID-19 ha provocado un cambio sin precedentes hacia el trabajo remoto y sentará las bases de una nueva modalidad laboral que nos permitirá capitalizar esta experiencia. Lo que se viene ya tiene nombre: blended working. Este anglicismo formado por las palabras blend (mezclar o combinar) y work (trabajo) se refiere a un trabajo que combina la presencialidad con la virtualidad y que permitirá dar a las personas un cierto control sobre el tiempo, ritmo y lugar de trabajo. Esta autonomía abarcará la independencia en la organización del tiempo, así como la libertad de trabajar desde uno quiera. Se espera que esta flexibilidad permita a las personas disfrutar de una mejor calidad de vida y a la vez aportar buenos resultados a las organizaciones.
Esta modalidad, sin duda, también beneficiará a las personas que tienen a su cargo tareas de cuidado, ya que permitirá aliviar los conflictos que suelen presentarse a la hora de conciliar las demandas laborales con las responsabilidades familiares. Se cuenta con la experiencia que trajo consigo este tiempo de aislamiento social en el que muchos han tenido que trabajar y cuidar a la vez, semanas enteras. En esta pandemia los varones también han experimentado lo que supone las tareas de cuidado y se han involucrado más en la atención de sus hijos y en las labores domésticas. También para ellos trabajar desde casa ha supuesto una mayor participación en estas tareas de cuidado, asumiendo un rol paterno más presente en la vida de sus hijos.
Así quedó demostrado en los resultados de una investigación regional realizada desde el IAE Business School de Argentina junto con otras escuelas de negocios de la Región como el ISE de Brasil, el IDE de Ecuador, el IPADE de México y Barna de República Dominicana. En las respuestas a los 2.000 encuestados de los cinco países surge que en más del 80% de los casos manifestó que se ha involucrado más en las tareas del hogar, y dentro de este porcentaje han sido los hombres quienes proporcionalmente más manifestaron estar de acuerdo con esta afirmación (30%).
El mundo está cambiando y cada vez más se valora la cooperación y el trabajo en equipo. Antes trabajábamos con una fuerte cultura anclada en la presencia física, y hoy estamos siendo protagonistas de una nueva modalidad de trabajo que nos llevará a entornos laborales más flexibles y conciliadores, más empáticos y sensibilizados con la realidad familiar de las personas. Veremos cómo la tecnología y el talento humano serán capaces de aunar esfuerzos de manera cooperativa y sinérgica hasta crear una nueva cultura de trabajo que brinde oportunidades para todos.
Ahora bien, el blended working está llamado a promover una mejor integración trabajo-familia y para alcanzar este objetivo tan anhelado hará falta tener claras las prioridades y las motivaciones por las cuales se trabaja, saber establecer límites entre el trabajo y la familia de manera flexible, adaptándose a las demandas genuinas que pueden venir tanto de un ámbito como del otro. Una buena gestión del tiempo será indispensable para equilibrar los roles y cultivar competencias que ayuden en los dos ámbitos a gestionar las diferentes demandas. Este aspecto fue relevado en la encuesta regional antes citada y sus resultados muestran que la resiliencia alcanzó la mayor puntuación entre los países, destacándose como la más valorada en este contexto.
La gestión del tiempo, por otro lado, es la competencia apuntada como la que todavía queda por desarrollar en mayor grado. En los cinco países se nota que entre un 35% y 45% de los encuestados tienen una oportunidad importante de avanzar en este tópico.
Sin dudas, el blended working requerirá de automotivación, eficiencia en la comunicación y más trabajo en equipo como así también poder liderarse a sí mismo para alcanzar un mejor equilibrio e integración de las dimensiones personal, familiar y laboral.
Por último, hará falta comprender todo esto como lo que es: un proceso dinámico que implica continuas adaptaciones porque no se trata de una fórmula exacta o acabada sino un continuo, sujeto al devenir de la vida misma.
La forma de trabajar y de relacionarnos cambió con el COVID-19. Tenemos la oportunidad de capitalizar la experiencia de estos meses donde quedó demostrado que el teletrabajo es posible y tiene impactos positivos. Combinar lo presencial con lo virtual repercutirá en la calidad de vida de las personas, en el cuidado de los niños y dependientes, en la manera de vincularnos y de trabajar, evitando los desplazamientos con el consiguiente impacto positivo en el medio ambiente, y aprovechando mejor los recursos de las empresas. Vamos hacia un cambio de paradigma y tenemos la oportunidad de ser los protagonistas del futuro que queremos construir y disfrutar.