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Yibuti, un enclave para dominar el mundo
Jue, 26/11/2020 - 11:53

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

Yibuti es un país ubicado en el Cuerno de África en el área de influencia de los países del denominado arco del islam frente a la Península Arábiga, con costas sobre el Mar Rojo y el Golfo de Adén en el Océano Índico. Tiene una extensión de 23.000 km2 y una población multiétnica de 950.000 habitantes, cuya mayoría profesa el islam.

En su localización geográfica radica su importancia geoestratégica en el gran tablero del dominio mundial. Es la puerta de entrada al estrecho de Bab al-Mandeb, uno de los cinco puntos neurálgicos en el control de la navegación marítima internacional y una de las rutas más preponderantes para el dominio y la supremacía en el comercio mundial.

El estrecho de Bab al-Mandeb es la ruta que comunica al océano Índico con el mar Rojo a través del canal de Suez. También une los mercados de los países de la cuenca del océano Índico, el Oriente Próximo y Europa. Se calcula que por este accidente geográfico transita el 30% del comercio marítimo mundial y entre el 40% y el 90% del petróleo y el gas que consumen Europa, Japón y otros países del Asia Pacífico.

Una ventaja geográfica que comparte Yibuti con el convulsionado Yemen, dado que tienen límites marítimos en la zona yemení de Taiz, un territorio que tras la guerra civil su control ha caído en poder de los rebeldes Hutíes, una a la del chiísmo que lucha contra la injerencia de Arabia Saudita en la política interna yemení. El dominio de aquel grupo étnico del área yemení del estrecho de Bab al-Mandeb tiene graves repercusiones en las rivalidades hegemónicas entre Irán y Arabia Saudita.

En la medida que el péndulo del poder mundial se sitúa en Asia con el crecimiento y la preponderancia de las economías de China e India y crecen las rivalidades entre Estados Unidos y China por el dominio de África y Asia, el territorio yibutiano es pieza clave para el dominio estratégico del Índico y, desde luego, un enclave que alberga el mayor número de tropas militares extranjeras en suelo africano. En efecto, Yibuti se ha transformado en un estratégico centro de operaciones militares para el control de intereses económicos en África, Oriente Próximo y en el Índico para Estados Unidos, China, India, Francia, Italia, Japón, Arabia Saudita y Turquía. Un territorio que concentra la mayor densidad de tropas militares por kilómetro cuadrado y por número de habitantes en el mundo.

Pese a que se independizó de Francia hace 43 años, los galos tienen en su territorio una de las bases militares mejores dotadas en África. Estados Unidos en la base militar de Camp Lemonnier tiene la mayor presencia militar en África, con los pelotones militares mejores entrenados de sus tropas especiales en el Cuerno Africano. Esta base es un centro estratégico de su inteligencia militar para el control de sus intereses estratégicos en África, Oriente Próximo y el Índico. Japón tiene su base aledaña a la de los gringos. Italia hace siete años cuenta con una base y un complejo militar. Arabia Saudita hace tres años construyó una base militar con el fín de combatir a los rebeldes Hutíes que atacan sus navíos petroleros transitan por el estrecho. China hace cuatros años acordó con el gobierno yibutiano la construcción de un puerto, una zona de libre comercio y una base militar en Obock al norte de la capital del país. Base militar que construyó dentro del plan del Collar de perlas que incluye puertos en Bangladesh, Pakistán y Sudán del Sur.

India y Turquía también han formalizado acuerdos con el gobierno yibutiano para establecer bases militares y Rusia también ha pretendido negociar la apertura de la suya. En conclusión: Yibuti es un enclave militar para controlar el mundo.