André Rieu, el violinista que masificó la música clásica
Martes, Agosto 23, 2016 - 09:56
El holandés se apresta a llenar seis Luna Park como parte de la gira correspondiente a su último disco, una compilación titulada Megic of the waltz.
"El rey del vals", precisamente, es el "título" con el que se lo reconoce a André Rieu, acompañado desde hace casi veinte años por la Johann Strauss Orchestra, una formación que incluye 70 músicos de más de diez nacionalidades.
Con ese formato y el antecedente de haber vendido más de 40 millones de discos, un hito comercial en cualquier género musical, el violinista se presentará entre el sábado 17 y el jueves 22 de septiembre en el estadio Luna Park de Buenos Aires.
"Soy muy afortunado de vivir mi sueño. Cada año que doy la vuelta al mundo con mi propia orquesta y los solistas y con un programa diferente. Este año ya hemos pasado por Alemania , Austria, Polonia, Hungría, Dinamarca, Suecia y Rumania. Ahora estamos muy contentos de venir a Buenos Aires para tocar algunos valses románticos, melodías queridas del musical conocidas por el cine y la ópera, así como alguna que otra sorpresa", adelantó Rieu en diálogo con Télam.
El violinista obtuvo más de 400 discos de platino y 170 de oro desde el lanzamiento en 1994 de su disco "Strauss & Co". Se estima que toca para más de 600 mil espectadores al año.
Se acompaña en los conciertos con un violín Stradivarius construido en Italia en 1732 ("Amo ese instrumento: me recuerda a la cantante de ópera Maria Callas, muy apasionada", explicó) y es secundado desde 1987 por la Johann Strauss Orchestra. En enero de 1988 dieron el primer concierto con doce músicos. Hoy son más de 70.
Rieu nació en Maastricht, en los Países Bajos. Su padre era director de orquesta. En sus conciertos el violinista dirige la orquesta e interactúa constantemente con el público, lejos de las solemnidades de las salas de música clásica. Suele tocar valses de Johann Strauss o Franz Lehár y segmentos famosos de música de películas.
"La música clásica está cada vez más lejos de las audiencias, demasiado. Creen, de algún modo, que el menor número de personas representa una clase más alta, pero así les será muy difícil sobrevivir", aseguró.
"Lo que se necesita -aclaró- es estar en contacto con su público. En algunas salas tradicionales hacen un muy buen trabajo para tratar de llegar a la audiencia pero, si los pasillos están vacíos, entonces todavía tenés que cambiar algo. Al público hay que hacerlo bailar, cantar y disfrutar de la música".
Sobre los desafíos de presentar un programa de música clásica para audiencias masivas, explicó: "No hay dificultades de ningún tipo. Para disfrutar de un buen partido de fútbol no hay que saber jugar al fútbol. Tampoco para disfrutar de una buena comida es necesario ser un experto en la cocina. Con la música es lo mismo, ya sea clásica o pop. Por eso hay que estar abierto. No hay que tener miedo. En otro tiempo la gente cantaba melodías de Mozart y Verdi en las calles".
"Hay que entender que la música es una cuestión que tiene que ver con las emociones, no con el conocimiento. Los argentinos además tienen una suerte, el tango, que es fantástico y célebre en todo el mundo", remató.