Estructuras de datos sobre los anticuerpos permiten su mejor y pronta detección gracias a la cantidad de información que es posible almacenar.
Carolina Ferrer Caballero, Think Big. Los ingenieros químicos del MIT han construido arrays tridimensionales de anticuerpos. Un array es una estructura de datos que nos permite almacenar una gran cantidad de estos de un mismo tipo. Este descubrimiento podría ser utilizado para el diagnóstico de enfermedades como la malaria o la tuberculosis.
Estos arrays de información tienen una utilidad mayor frente al sistema de detección actual, ya que los primeros contienen hasta 100 capas apiladas de anticuerpos, mientras que los últimos solo comprenden una capa de estos, aportando así menor cantidad de información que el sistema basado en el 3D.
Todo este hallazgo ha sido posible gracias a que los investigadores descubrieron que podían forzar a los anticuerpos con otras proteínas, formando así capas en las cuales se unían las proteínas con la cola de un polímero. Las proteínas y los polímeros se repelen, por lo que forman una estructura en la cual se reduce al mínimo las interacciones entre las proteínas y los polímeros. Esto es lo que se conoce como auto-ensamblaje, según explica el estudio del MIT.
El estudio está basado en un principio termodinámico que sostiene que cuantas más moléculas de proteínas estén concentradas en una superficie, menor es la capacidad de detectar concentraciones de moléculas, por ello, apilando capas de proteínas se mejora la sensibilidad de los sensores.
Bradly Olsen, colaborador del MIT, es el principal autor del estudio publicado en Angewandte Chemie junto con Xue Don-Hui y Allie Obermeyer. Juntos descubrieron que toda esta nueva técnica serviría para crear matrices de estructuras de proteínas simples, lo que les llevó a ser capaces de crear matrices más grandes como son los anticuerpos.
El siguiente paso es trabajar en crear sensores de anticuerpos capaces de detectar patógenos en sangre u orina, para en un futuro realizar también estas pruebas en sudor o saliva.
La investigación, que fue financiada por la Oficina de Investigación de las Fuerzas Aéreas y el Arnold y Mabel Beckman Foundation, promete ser un gran avance en lo que al campo de la investigación molecular se refiere y cuyas aplicaciones en la medicina pueden dar grandes resultados en el futuro.