Los profesionales son los responsables de su propio desarrollo y, en un mundo que cambia a gran velocidad, lo más relevante es la capacidad de aprender y desarrollar nuevas competencias laborales.
Si bien es cierto que las escuelas de nivel medio y superior ya toman conciencia sobre las demandas actuales del mercado laboral, también es una realidad que aún existen grandes oportunidades para fortalecer las competencias de quienes terminan sus estudios.
Desarrollar individuos definidos por una necesidad constante de aprender no sólo en el trabajo, sino en su concepción como integrantes de una sociedad dinámica, es la clave para generar lifetime learners.
Aprender ya no es ordenar a un grupo homogéneo de oyentes a memorizar sin razonar, creemos en la integración de las instituciones tradicionales y las nuevas visiones económicas; así, la educación tomará el lugar que le corresponde como formadora de nuevas estructuras de pensamiento.
Sin embargo, es muy importante resaltar la responsabilidad del individuo. En un mundo que cambia a esta velocidad lo más relevante es la capacidad de aprender.
Con los cambios tecnológicos, económicos y sociales, la prioridad de las empresas debe ser poner al individuo al centro de la estrategia y, de este modo, ofrecerles verdaderas experiencias que promuevan su desarrollo y crecimiento, lo que sólo puede hacerse dándole un sentido al trabajo en sí mismo.
Mi punto de vista es que los profesionales son los responsables de su propio desarrollo y las organizaciones y la academia son responsables de dar acceso al contenido. Al final somos los profesionales quienes corremos el riesgo de terminar siendo obsoletos.
Adaptarse a los tiempos
Hoy, todo apunta a un panorama económico en el que varios pequeños proveedores generarán productos y servicios en un mercado donde las grandes empresas serán quienes darán la infraestructura y las plataformas necesarias, hablamos por ejemplo de la Gig Economy, en donde existe una relación laboral de corto plazo para desarrollar tareas específicas.
Estos modelos económicos, cada vez más frecuentes, representan una oportunidad para replantear el sistema educativo y alinearlo con las necesidades de los nuevos negocios y el futuro del trabajo.
El nuevo sistema laboral demanda personas con mayor capacitación y tendencia al aprendizaje constante; por otro lado, la tendencia demográfica de una mayor esperanza de vida está resultando en carreras profesionales más largas, como la de 70 años pronosticada para los millennials.
Ante esta demanda global de profesionales ha surgido el concepto de Empresa Social, que toma como punto focal lo humano buscando mejorar la experiencia de las personas que trabajan como empleados y externos, creando supertrabajos, y dando significado al trabajo.
En nuestro último estudio Tendencias de Capital Humano 2019, detectamos que para México una de las tendencias más importantes es el aprendizaje, sin embargo, sólo el 15% de las organizaciones está listo para enfrentar este reto.
¿Cómo podemos lograr un continuo aprendizaje? Esto podría darse a través de un rediseño del trabajo con un enfoque en la persona y el conocimiento lo cual permitirá a los empleados comprender continuamente su trabajo, su evolución, hasta lograr apropiárselo y mejorar lo que están haciendo.
En un escenario ideal y en un futuro no muy lejano, la educación y el aprendizaje, deberán estar personalizados desde temprana edad, asimismo, deberán tener un seguimiento continuo para descubrir las necesidades de cada persona, sus gustos y qué es a lo que se quieren dedicar, y así posteriormente en el campo laboral seguir enriqueciendo los conocimientos de esa persona y contribuir en su desarrollo profesional. El futuro va en ese camino.
*Por Orlando Mejía, socio de Capital Humano en Consultoría, Deloitte México.
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